He cerrado las persianas un domingo a las dos de la tarde para figurar la noche.
Me convenzo al pensar que los pájaros son lechuzas, que los autos son grillos, que no te fuiste y al amanecer estarás ahí, 1.67 de cabello rebelde, manifestado al menos en mensaje de texto.
Trato de pensar que son las dos de la mañana, que despertaras por agua y para buscarme porque entre sueños tampoco quieres perderme, no quieres marcharte.
Trato de pensar que es de noche y tus costillas son el marco de la luna, una que no es capaz de percibir la primavera sin nosotros.
Me veo varios capítulos de Casciari esperando encontrarle sentido a la falta de pegamento, pensando que he nacido con escasez, esperando que sea mi culpa.
Mi consciencia sin embargo me mantiene despierta, buscando tus fotografías para bebérmelas como anestesia. Son las 3 de la tarde, aun no hace efecto.
Estoy aquí, esperándote, abriendo los ojos cada cierto tiempo, haciéndome las mismas preguntas
¿Qué tan reales son las sombras que ahora nos dejan, qué tan real es que te estás yendo y yo no tengo un boleto para seguirte?