Escuchaba el live en Facebook del conversatorio: “CastigoCorporal” su impacto en la vida de niñas, niños y adolescentes que SIPINNA (Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes) brindó para el público en general a través de sus redes sociales.
Para ser franca, al inicio me pareció una idea descabellada decir que no podemos pegarles a nuestros hijos cuando se portan mal, díganme a quienes de nosotros no nos dieron mínimo un buen cinturonazo para formarnos y enderezar el camino sí o sí; a la mayoría si no es que a todos.
Precisamente SIPINNA decía que el #CastigoCorporal es una práctica que suele ser aceptada en la crianza de NNA (Niños, Niñas y Adolescentes) bajo el argumento de “es por su bien”, pero nada justifica la violencia.
Reitero, pensé en lo fumada que era la idea, pero conforme iba escuchando a los panelistas Gaudencio Rodríguez- Fundación América por la Infancia, Sara Antillón- SIPINNA, Leonardo Mier- Unicef México y a Nelia Bojórquez- Inclusión Ciudadana; me di cuenta de la perspectiva que los expertos en este tema quieren dar a la sociedad.
Imagina que estás en tu trabajo o en la escuela, de repente se te cae la soda porque moviste la silla sin querer y el personal de limpieza toma la escoba y te pega en la espalda. Imagina que imprimiste el documento equivocado y tu jefe te da dos manasos fortísimos porque te dijo que era el archivo 1 y no el 2. Imagina que vas en el auto y no viste el semáforo en rojo, un oficial de tránsito te detiene, se quita el cinturón y te da una buena tunda porque te dijo claramente todos los días que no te pasaras el semáforo en rojo. ¿Chistoso no?
Así nos vemos nosotros, porque como “adultos que somos”, NO sabemos controlar las emociones, nos quejamos de que en el mundo no hay empatía y por eso las personas nos lastiman, pero apenas los hermanos pequeñitos, hija o hijo empieza a llorar soltamos el veneno “lloras por todo” y también estamos desvalorizando sus sentimientos.
La propuesta de erradicar el #CastigoCorporal no nos dice que nos van a meter a la cárcel a los papás por educar a nuestros hijos, sino que se trata de buscar las estrategias positivas para educarlos con base en el respeto, tolerancia y el amor; tener una comunicación asertiva con todos y cada uno iniciando en el hogar, es decir, buscar las palabras correctas y el mensaje adecuado.
Habrá quienes opinemos que quienes no podemos educar a un hijo es mejor no tenerlo (una de las tantas razones por las que además estoy a favor del aborto, otro tema extenso que no tocaré ahora) pero dejémonos de hacernos los ciegos, sordos y mudos también, cuando vemos a un niño maltratado, reportar cualquier indicio y no minimizar la violencia de ninguna manera, de todo tipo.
Me la paso escribiendo artículos, compartiendo post de que creo tolerancia a la violencia contra mujeres, y nunca se me ocurrió hacerlo con mi hijo, en ver cómo se siente, lo que piensa cuando lo regaño o le digo una grosería enojada y demás actitudes #violentas que estoy tomando porque al igual que los “micromachismos” son acciones cotidianas pequeñas que generan un gran impacto y que hay que erradicar a la brevedad.
Antes de alzar la mano, seamos pacientes, hablemos preguntemos cómo se siente, enseñar el nombre del sentimiento, cómo podemos superarlo, corregirlo o cambiarlo de ser posible; se escucha más fácil de lo que se lee.
SÍ EXISTE EL MANUAL PARA SER PADRES, es nuestra experiencia como hijos, no diré más, uno mismo valora cómo fue educado, lo que decide modificar de la crianza y de aplicar lo que nos hubiese gustado que nos dijeran de niños o lo que queremos olvidar que nos marcó.
Como siempre, el mejor momento para actuar es ahora, seamos agentes de cambio y dejemos de repetir el “en mis tiempos me pegaban peor, yo sufrí más” porque así como lo dijeron los papás, se lo dijeron los suyos y nos vamos a acostumbrar a decirlo nosotros en el futuro.
Busquemos pues la paz.