Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer. Paulo Freire
El Covid hizo que la sociedad mexicana se diera cuenta del engaño tecnológico donde el gobierno los tiene y por el momento está más consciente del fracaso de los programas federales para que la educación logre el ingreso de los connacionales en la Sociedad del Conocimiento. “Si bien algunos jóvenes son adeptos al uso de tecnologías en diferentes actividades de la vida cotidiana, una significativa proporción de ellos no tiene habilidades necesarias para el uso de las mismas o condiciones de acceso adecuadas”, como dice Romina González que dicen el Kervin, la Bennet y el Maton.
Nativos digitales discapacitados
Dominan Excel en cinco minutos, se pueden unir a Anonimous y Wikileaks en 10, hackear el pentágono y la Casa Blanca en 15, podrían causar el desastre atómico en 20, desayunan microchips con leche descargada de vacas de la nube y cagan apps que salvan al mundo con sólo un click de sus usuarios. Éstas y más proezas deberían realizar los nativos digitales.
¿Cómo puedes ser parte del club? Sólo debes entregar un estudio socioeconómico que demuestre que tu hogar contaba con un computador personal al momento de tu nacimiento, ¿a quién?, no sé tú dime, al Mark Suck(erberg) supongo.
Según textos antiguos de los ancestros en Mercadotecnia y alguno que otro texto de disciplinas más apócrifas como pedagogía de la Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), así se identifica ese nicho de consumidores y grupo etario demandante de educación formal.
Pongámonos serios, bueno no, ok, sólo un poco. La habilidad real que nos interesa de muchos de los jóvenes mexicanos nacidos después del fin de siglo es su capacidad para desenvolverse en el mundo virtual, con diferentes dispositivos, plataformas, aplicaciones, y manipular hardware y software sin que a su avatar de Facebook se le salga un sólo cabello de su sitio.
Dado que aquí no somos 100tifikos para oponernos al supuesto de que una computadora de escritorio en casa al momento de nacer le da a estas generaciones semejantes habilidades para la vida “guafai”, aceptamos tal cual el supuesto no sin preguntarnos ¿qué pasa entonces con todos esos alumnos que durante la pandemia se han visto incapaces de conectarse a las clases en línea?, ¿acaso México vive en un desfase tecnológico de más de 20 años en comparación con el resto de la aldea global? “I can’t belive it!!!”
Retrasados tecnológicos
Cuando el virus SarsCov2 cerró las aulas, la epifanía del retraso tecnológico en el que vive el estudiante mexicano promedio sucedió rápido.
El ejército docente del sistema público integrado por “alienígenas”, “inmigrantes” y uno que otro “nativo digital” (oigan, que yo no les he puesto el nombre, así fueron bautizados por expertos) se arremangaron rápidamente los prejuicios y las objeciones que tenían contra los dispositivos y las TIC y se alfabetizaron rápido en tecnología para ser mínimamente funcionales sólo para darse cuenta que las últimas generaciones de “nativos digitales” y “avatares digitales” tienen serios problemas de discapacidad tecnológica; ya sea por la infraestructura nacional o porque su situación de marginales los mantiene desde su nacimiento como exiliados digitales.
De tener por aceptado el supuesto teórico de que ya estábamos educando a lo siguiente de nativos digitales; el sistema educativo se dio en las narices con que ni servicios para nacer en línea tiene la mayoría de los alumnos en las ciudades, y ni hablar del grueso rural.
¿A quién se le había ocurrido que en un país con millones de niños en precariedad alimentaria podía contar con suficiente cantidad de niños nacidos de aquel lado de la brecha tecnológica donde no hay necesidades básicas qué cubrir antes de tener un iPad para tener clases en streaming?
La UNESCO y la ONU (2005) plantean tres grandes desafíos para consolidar la sociedad del conocimiento: el acceso a la información para todos; la libertad de expresión; y la protección a la diversidad lingüística.
Sin embargo, nuestros máximos el presidente en turno de entonces le entregó la infraestructura a un particular a cambio de espejitos y aceptó el pago en abonos chiquitos. Hasta entonces, el Carlos Slim se dedicaba a comprar fierro viejo empresarial pero el dinero surgido del usufructo de las redes de telecomunicación le alcanzó para pagar el monto que le pidieron a cambio y para ponerlo en la lista de los hombres más ricos del mundo en menos de diez años; el monopolio entregado sigue intacto y no parece que el presidente en turno o la Suprema Corte de Justicia de la Nación tenga pensado juzgar dicho negociazo en un futuro próximo.
Gracias al regalo tan benéfico que le hizo nuestro gobierno al Carlos Slim, ahora tenemos uno de los peores y más caros servicios de telecomunicaciones a nivel mundial.
Aunado a ello, los distribuidores de dispositivos y computadoras personales parece que seguirán con la práctica usurera de comprar equipos obsoletos en países tecnológicamente más avanzados y revenderlos en nuestro país a precio de novedad, sin que el gobierno regule la importación de este tipo de productos para impedir la reventa de armatostes caducos.
De la misma manera, los poderes federales no parecen interesados en promover leyes para la socialización de redes e infraestructura para lograr que México se una a la Sociedad del Conocimiento. Los personajes públicos de este país siempre han preferido mantener al pueblo ignorante para manipularlo más fácilmente.
Todos lo anotado, resultado de decisiones políticas deliberadas han contribuido a que nuestra nación lleve más de 20 años se desfase tecnológico respecto a las Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Brecha social
Además de la situación general que presenta la república respecto a la Sociedad del Conocimiento, hay que considerar el abismo socioeconómico que separa en este país a los obscenamente ricos de los ominosamente pobres, aunque tú lector sientas que no perteneces a este grupo, vete enterando que tú realidad es otra.
Al desamparo económico general en el que los políticos tienen sumida a la población mexicana, se unen diversos problemas que la sociedad viene arrastrando desde varias décadas atrás por el interés y beneficio de los corruptos que dirigen nuestras instituciones.
La precariedad ha obligado a miles de madres solas y cientos de padres de familia a abandonar a hijos a la buena de la televisión o del celular, incluso cuando comparten tiempo juntos para lograr tener un periodo de reposo.
Sin embargo, entretener a los hijos no es lo mismo que cuidarlos y menos que educarlos; si muchos padres ya eran conscientes de ello, está emergencia sanitaria se los presenta de manera inevitable.
No sólo los maestros desfasados en tecnología están aprendiendo a manipular equipos cuyo mayor tiempo de uso era para entretener a sus usuarios. Padres con poca o nula formación escolar deben aprender a manejar plataformas o aplicaciones para la educación de su prole, o bien asegurarse que sus vástagos entiendan que aquellos dispositivos que tenían concebidos como juguetes o aparatos de entretenimiento son ahora una herramienta para su aprendizaje y que le deben dedicar tiempo de uso para los fastidiosos deberes.
La brecha tecnológica se compone de diversos factores; físicos, como la cantidad de equipos disponibles en proporción a los integrantes de la familia que están bajo el sistema educativo o el material educativo doméstico (biblioteca familiar, por ejemplo), y sociales como la formación paterna, o las personas que pueden apoyar en el hogar al alumno y demás factores.
Otro nudo a la soga
Uno de los grupos con tasa de suicidio más alta son los jóvenes de preparatoria y universidad; y la epidemia los ha sometido a continuar con una carrera mortal, obteniendo más sacrificios.
Según reportan los expertos en el área de atención, el suicidio de jóvenes alcanzó casi la mitad más de lo que ya estaba acostumbrado el pueblo mexicano. Donde antes se suicidaban dos, ahora son tres.
Los alumnos de una de las escuelas privadas del país con estratos socioeconómicos más elevados y con mayor acceso a la información y educación en línea se fueron a paro de actividades educativas y acusaban estar en abandono sicosocial.
Estudiantes del ITAM hicieron huelga por el suicidio de tres jóvenes durante aquel periodo escolar del 2019; se negaban a continuar sus deberes hasta que la institución que los desprotegía tomara medidas para dar asistencia psicológica y cuidados sicosociales a quien así lo deseara. ¿Qué habrá sucedido con sus demandas?, lo desconocemos; lo que sí se sabe, es que su situación era general y más profunda en otras instituciones, dadas sus circunstancias particularidades; pero ninguna academia se preocupó al respecto y ninguna comunidad estudiantil hizo resonar aquella petición de auxilio.
Ese monstruo que el gobierno se apuró a fabricar, al que bautizó como “educación a distancia” fue aceptado por padres, profesores y alumnos inconformes pero con la voluntad doblegada del pueblo con un gobierno paternalista, pero de padre ausente, que siempre ha tenido.
Mientras tanto, las redes sociales reproducen y multiplican la discusión sin sentido entre los tres grandes grupos involucrados en la educación; los hijos acusan a los maestros, los docentes reprochan a los padres y estos a sus hijos. A todos se les escapa que los problemas personales tienen causas particulares, pero los problemas sociales tienen razones administrativas.