Fluke, memorias de otra vida, dirigida por el director de origen Italiano Carlo Carlei en el año de 1995, siendo además su primer película ajena al cine italiano tras su éxito ante espectadores de los E.U. con la película “Flight of the innocent” (1992). Fluke es una película que si bien no logró una gran publicidad y reconocimiento, al menos quedó en memoria de las generaciones televidentes al ser de constante transmisión en televisión abierta mexicana.
Basada en la obra del mismo nombre, “Fluke” escrita por James Herbert. La premisa es simple pues sigue la historia de la mano, o mejor dicho, de la pata de “Fluke”, un perro callejero de pelaje marrón que desde su nacimiento y crecimiento aprende sobre las adversidades que representan el ser un cachorro desamparado con todo peligro que conlleva este hecho al valerse por sí mismo de inicio, a su vez de adquirir valores, habilidades y aprendizajes en su entorno entre las calles, en apoyo de quien se volvería más tarde una figura de amigo y mentor, refiriendo a un perro negro de nombre “Rambo”, que al igual que Fluke tendría un papel activo en la dinámica del papel y el actuar de un perro con la vivacidad y libertad de la vida, pues es Rambo quien más encarna esta característica de plenitud y conformidad con el ser un perro, al carecer de preocupaciones que conlleva la vida humana siempre teniendo en cuenta la vulnerabilidad que conllevaba ser un perro.
Mismo motivo respecto al otro punto común de estos canes, así como principal aspecto en el que gira la esencia de la historia. Pues estos bonitos lomitos no siempre lo fueron, sino humanos, o al menos lo fueron previo a su respectiva muerte, que más que un fin, marca un inicio, traducido a un hablar de la reencarnación. Razón por la que Fluke a lo largo de su crecimiento se remonta constantemente por visiones a aquello que fue su vida como Tom (Thomas Johnson), un ocupado hombre de negocios quien sobrepone su labor por encima de su familia conformada por su esposa Carol y su hijo Brian, aunando a los emergentes problemas con su socio, situaciones pasionales con emociones negativas que lo conducirían a la muerte.
Se necesita perder todo para mirar al pasado en añoranza de lo perdido, Y Tom, en esos momentos Fluck, hace cuanto puede para recuperar lo más básico ya que lo material por lo que tanto había luchado carecía de sentido a ese punto, posicionándose como relevante buscar la compañía y amor de su familia a pesar de ser en calidad de una mascota, siendo poco comprensible a la situación del tiempo y cambios naturales en el contexto quienes fueron su familia, sin dejar fluir cual había hecho Rambo con los lazos directos en todo lo que había sido.
La película más allá de una temática vinculada a la reencarnación toca de la trascendencia de vínculos afectivos y una reconciliación con estos, en relación con aquellos seres queridos que pueden resultar suspendido o fragmentados, no obstante y en forma distinta, resultos, generando la paz de marcharse y dejar un manto que no corresponde para avanzar en el presente. Además, todo un proceso de aprendizaje a los ojos de Fluke como un perro aprendiendo a serlo como suele ser natural en el desarrollo de la vida, un constante aprender (con independencia de la especie la vida no viene con instructivos) forjado de todo el entorno, relaciones, contexto y situaciones.
Resulta como punto agregado precisamente el manejo de estos temas en pugna de creencias, presentado con animales, de tal forma que lejos de resultar una película cansada o de situación absurda, el manejo de un perro como personaje principal logra el cometido de atrapar la atención sobre todo de los públicos más jóvenes (niños), al tener un planteamiento sencillo de comprender y estremecedor por las etapas de Fluck, aunado a su corta duración que transcurre de manera amena.
Asimismo el papel que dota a Fluck como un ser completo en condiciones de animal abre un panorama como es propio de las películas infantiles de sobresaltar el papel animal y condiciones en un pensar y sentir, dar una voz a estos quienes no la tienen, interactuando en un escenario cotidiano y real en este caso cuya eficacia al menos en edades tempranas abre paso a la simpatía, empatía y conciencia sobre las situaciones de los animales, ya que, y como es una realidad, la vulnerabilidad de los animales ante la malicia humana cobra relevancia. Situación expuestas a través del filme sobran, por mencionar los riesgos con las llamadas perreras para finalizar la vida en caso de no ser adoptado, los peligros del atropello, el buscar una fuente de alimento, las malas conductas de imponer castigos indignos (amarrar al animal), el desistimiento de una mascota sin más, o la escena cúspide del tema, la experimentación animal en laboratorios, con una variedad de especies sometidas a frustración, resultando satisfactorio la culminación de dicha escena con el recobrar de la libertad. Misma libertad que como se ha recalcado, abunda en la continuidad de la película, una libertad que puede postergarse a la continuidad de vida aun finada.
Por todo lo mencionado es una película que sin limitación a un público es disfrutable, acompañando a Fluck en su travesía. Sobre todo escucharlo, así como a Rambo, en un constante de interactuar y dialogo únicamente comprensible entre sí y por nosotros como espectadores.