La cuesta de enero…la cuesta de siempre Mariana Perea

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La mayoría de nosotros querrá comenzar el año con nuevos inicios, sin embargo, pocos querríamos empezar enero buscando nuevo trabajo; lo trágico de este comentario radica en ser realidad para de millones de mexicanos. No es novedad traída por el 2021 la crisis de empleo que se enfrenta a nivel nacional, empero datos “optimistas” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) preveían a una aumento del 5.2% en la tasa de desempleo, mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo -a finales de noviembre 2020- que sería del 5.8%; ahora, hagamos la aclaración cualquiera de estos porcentajes se aumenta a la tasa ya existente…lo inexistente es la creación de empleos. He aquí el quid.

Típico también de los inicios de año es plantearse propósitos y para el gobierno federal eso significa la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles, del Tren Maya y de la refinería Dos Bocas. A estas tres joyas de la corona obradorista se les dedicaron la insignificante cantidad de casi 103 mil millones de pesos y eso si en el trascurso del 2021 no se aprueban paquetes de emergencia o especiales para transferirle más fondo a los vástagos presidenciales. Y el secretario de Caminos y Transportes anda muy temerario, como quién se inscribe al gimnasio en enero jurando que este es el año en que bajará de peso, pues a mediados de noviembre pasado afirmó sin tapujo alguno, que el 19 de febrero del 2021 (¡Vaya anotando la fecha la siguiente cátedra de reculado en Palacio Nacional!) harán aterrizar a López Obrador en la primera pista del aeropuerto, además ya con la boca caliente reafirmó que la inauguración, prevista para el 21 de marzo del 2021 sigue en pie…al menos le quedó suficiente prudencia para no confirmar que el aeropuerto estará 100% en pie y completado para esa fecha.

Lo que sin duda alguna estará en pie de festejo para esa fecha será la pandemia por COVID-19, celebrando su primer año de esperemos que no muchos, sin embargo, para el paso que va el plan nacional de vacunación contra el coronavirus, se nos recomienda esperar sentados en nuestras casas porque, además de no haber ya lugar en los hospitales de las principales ciudades del país, el presidente le ha cedido a la Organización de las Naciones Unidas algunas vacunas para que se apliquen en los países más pobres (aclaramos que escribimos “algunas” porque las fuentes oficiales no han dado cifras). Curiosa cosa eso de la precepción pues, aunque siempre hay uno más jodido, decir que México es un país rico o de primer mundo por inferencia es una hipérbole digna de premio literario. Acaso más curiosa es la coincidencia de la “petición”, ya que en semanas anteriores circulaba el rumor de que el gobierno federal no ha finiquitado el pago de las vacunas Pfizer y que las inoculaciones aplicadas en México en realidad son parte de la muestra gratuita enviada por la farmacéutica (o incluso que eran parte de las pruebas realizadas por la compañía).

A pesar del espinoso inicio de año el gobierno federal, como esta columna, no tiene espacio para discutir temas a profundidad; ellos por brindarle minutos a “Benito” y su pandilla (Don Gato al parecer no es simpatizante del presidente), defender al ahora expresidente estadounidense, hacer berrinches porque el INE quiere aplicar la ley electoral y eso le anula el tiempo aire a su misa de gallo, ponerse a las patadas con Twitter diciendo lo que suena a conspiraciones paranoicas…la autora, en cambio, es porque no encuentra el millón de pesos que le pagan por criticar a AMLO y la verdad, ya hace hambre.

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