No pasó mucho tiempo para olvidarme de la dieta y de la rutina; para mudarme y abandonar los sueños pausándolos, -como dijo mi terapeuta-. Llevo días desconectado, descubriéndome y aunque no te conozco ya te sueño, ya te huelo, ya te siento, y ya te abrazo.
No sé qué tiene su presencia, si me agobia o me repone, no sé qué quiero contigo, tampoco sé que quiero conmigo. No digo que esté viviendo por vivir, porque disfruto lo de ahora, porque soy feliz a ratos, porque quiero seguir regenerándome.
Estos días han sido espectaculares, he conocido mucho y poco a la vez; varios aspectos de mi para con las personas, como siempre he dicho: más vale amigos que dinero, porque son ellos los que me hacen sentir abundante, en un mundo cargado de incertidumbre.
En esto y aquello, se me revelan cuestiones ya olvidadas, sanadas y hasta perdonadas, preguntas sin respuestas, cosas como: ¿Será lo correcto estar aquí?, ¿Cuándo regresas, a dónde vas?, ¿Qué pasará contigo mañana?, ¿Será este el indicado?, ¿Soy muy malo ligando en primer mundo? Para esta última si tengo respuesta… ¡Sí, soy muy malo!
Mientras pasen los días y las aguas se calmen, estaré aquí construyendo un sueño sobre los sueños del pasado, porque la vida no es otra cosa que seguir soñando; y sí, me conformo con hacer realidad lo que pienso, lo que soy. Ahora con vivir mi presente, intentando olvidar el pasado e ignorando el futuro. La vida es la de hoy.