Te encontraré Florencia Escobedo

Este texto fue parte de #TodoSuma

En el centro se encontraban palas, picos, varillas y demás instrumentos que  un grupos de madres bendecía, se colocaban alrededor de las herramientas  tomadas de la mano rezaban haciendo benditas aquellas herramientas, pedían  por su seguridad;  le pedían a dios encontrar cadáveres bajo la caliente tierra de sonora.

Nora miraba a sus compañeras a través de sus grandes ojos negros, talvez al verlas recordaba las fichas de desaparición, las caras de sus hijos, esposos y hermanos; iban armadas con sombreros y gorras para el sol, guantes en las manos, pues habían aprendido que las palas y varillas sacaban ampollas y herían sus manos,  si tenían suerte en unas horas limpiarían con amor los hueso de Fernanda.

 

¿Encontraremos a Fernanda?, ¿será una broma?  Su cabeza daba vueltas, los picos de las varillas perforando  la tierra seca del desierto, el aire era caliente, el sudor escurría por su frente y espalda; sabían cómo tragar  el nudo de  la garganta que se sentía como  espinas, parecía que lo llevaran tragando toda la vida. La hilera de mujeres era derecha, firme como la esperanza que tenían de encontrarla y aunque eran fuertes  los años les pasaban factura, el dolor se marcaba en sus arrugas , que no eran por edad , ¿cómo se ve el dolor?;  se ve como una madre que busca en el desierto, ellas son las ánimas en pena.

 

 

Nora  Alejandra Lira Muños  como ella dice es “una madre  que busca a su hija”;  junto a otras mujeres que también buscan a sus desaparecidos  en sonora, había formado el colectivo Rastreadoras de cd. Obregón “buscando un ángel “el mismo año que su hija Fernanda Lira  desaparecido, pero no solo buscaban  a Fernanda  Y a los hijos de sus compañeras. Por más de dos años se habían dedicado  a desenterrar ángeles, a veces osamentas, a veces cuerpos frescos de apenas algunas horas; en sonora había más fosas clandestinas que flores.

 

En su página de Facebook comparten  fichas de desaparición, transmiten en vivo  en la búsquedas, muestran la ropa y pertenencias que encuentran en las fosas, los comentarios siempre se llenan de fichas de todos los años son las familias que siguen esperando después  de décadas  encontrar aunque sea un hueso de su familiar, para llorarle, para dejar de buscar, para saber la verdad y en el día de muertos ponerle su altar.

 

un 2 de octubre Fernanda salió para no  volver, nada le avisaría a Nora que nunca volvería a ver sus ojos , su sonrisa, ya nunca más le diría mamá , era su hija la mayor aunque siempre sería su niña , su bebé ,su única hija mujer,  ¿que prepara una madre para perder a su hija?. Ella era una buena niña dice Nora, solo tenía diecisiete años cuando salió a casa de su amiga y en su camino de regreso  subió a una camioneta, jamás regreso, de repente nadie sabía nada, nadie vio nada, dejaron de responder llamadas, los mensajes,  incluso se cambiaron de ciudad aquellos que la vieron por última vez, los que se decían sus amigos.

 

Nora parecía la llorona preguntando por su hija, buscando en los desiertos, baldíos y pueblos, “te lo prometo, te voy a encontrar” le dijo  más de una vez llorándole a su foto, el  2 de octubre a dos años de su búsqueda recibió una llamada anónima que temía y al mismo tiempo esperaba desde que le arrebataron a su hija.

 

  • “si quieres encontrar a tu hija tienes que buscarla en Bataconcica”

 

 

Era un rancho  en el municipio de Bacum a pocos metros de un basurero, su corazón latía fuerte al enterrar la varilla como tantas veces lo había hecho, pero esta vez era diferente, lo sentía;  la tierra crujió… pero se hundió y al sacarla pequeños pedazos de huesos se veían en la varilla, sus piernas se doblaron un poco y se tiró al piso a escarbar, un pequeño pedazo de tela se asomó…

 

no quedaba duda era Fernanda  , sus ojos se llenaron de lágrimas , sacó su camisa, aquella con la que salió y tantas veces describió , ¿la has visto?, ¿la has escuchado?, ya había dejado de contar las veces que repitió aquel día en la fiscalía, pero nada la prepararía para lo que después salió;  era  su  cráneo que  ya era osamenta , tal vez a ver los huesos recordó todo el tiempo que llevaba buscando la ,  sabía que la  esperanza se había acabado , ahí estaba Fernanda, no eran huesos era su hija , no era una cifra más , era su bebé que  diecinueve años atrás había cargado en sus brazos, la había visto crecer; ir a la escuela , bailar el día de las madres .

 

  • tu mamá llegó por ti, ya nos vamos- le dijo mientras limpiaba sus  huesos con amor como ningún otro forense lo haría.

 

En aquel lugar  Nora le hizo una promesa más a Fernanda seguiría buscando a los demás, las pruebas de  ADN tardaron 20 días pero ya no le importaba había esperado dos años, ella  sabía que era su hija  y que estaba orgullosa de su mamá.

Al día siguiente llevo a un padre a  bendecir el lugar donde encontraría  su pulsera lo que interpretaría como  una señal y aunque sintió una paz  porque  su pequeña ya no estaría en aquel lugar; algo se rompió dentro de ella pues hubiera preferido mantener aquella esperanza de encontrarla viva de seguirla buscando, Nora ya no podía regresar a aquel 2 de octubre y retomar  su vida donde se había quedado, donde se había terminado ¿Qué sigue para una madre después de desenterrar a su hija?; no solo mataron a Fernanda habían matado a una familia completa.

Nora cremo a su hija pues “ya había pasado demasiado tiempo bajo tierra”, la despidieron con su familia, con la música que le gustaba; como la tuvieron que haber despedido hace dos años.

 

 

  • si desapareces a nuestro ser querido, no lo entierres, no lo dejes donde no podamos encontrarlo.

 

 

Dijo Nora con el dolor y resignación  de una madre que buscó a su hija, que  la desenterró con sus propias manos, dijo el dolor que salía de sus ojos, la tristeza que le habla al mundo, lo dijo ella pero también miles de madres que buscan a sus hijos.

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