En el argot popular hay un refrán que refiere a una penetración -usualmente anal- sin lubricación alguna, y que me parece totalmente apropiada a mis sentimientos del lunes 22 por la noche.
Mientras tranquilamente revisaba tweets en mi cuenta, empezaron a aparecerme algunos con fotografías adjuntas y cuyo contenido afirmaba el autoritarismo del presidente. Situación nada novedosa que poco pasó por alto, pero al final la curiosidad -y el masoquismo aparentemente- pudieron más así me detuve a leer los tweets junto con sus imágenes.
Terminé queriendo gritar de la impotencia a las 9:30 de la noche. Porque enoja -disculpen ustedes mi francés- un chingo el descaro y el cinismo con que manejan nuestro país para cumplir sus caprichos. El presidente con su sequito quiere dos cosas: poder y dinero. Cosa poco novedosa, pues la codicia, la avaricia y la soberbia nos acompañan desde que nos volvimos bípedos con pulgares oponibles. Además la clase política de este país tiene centenarios acaeciendo del problema.
Pero la desfachatez de publicar un “acuerdo” [entre los ahuacatli presidenciales nada más] vespertino cuasi nocturno en que te autorizas a hacerte tiras de papel con la Constitución del país, es una plano y llano recordatorio de nuestras progenitoras. Para que al día siguiente durante la misa de gallo haga una apología del asunto.
¿Y qué hacemos los mexicanos? ¿Además de sentirnos hervir del coraje y la impotencia? Pues quiénes podrían plantearle oposición, le brindan pleitesía a cielo abierto y alegre pulmón. En estas semanas, los legisladores morenistas se han desbocado por demostrarle al presidente su lealtad, en muestras francamente nauseabundas que deberían estar prohibidas en una democracia con nuestra historia. Hasta cuando los mexicanos habremos de soportar que se legisle de acuerdo con las voluntades políticas y no a las nuestras…
Pero, ¿sabe usted que sí está prohibido? Que los militares en activo se declaren afines a tal o cuál proyecto político, nada sorprendente, pues la última vez que aquello pasó, la presidencia se turno de muerto en muerto como si de papa caliente se hubiera tratado. Aunque con sus declaraciones más recientes, el secretario de la Defensa Nacional parece no tener empacho en abrazar el proyecto de la 4T. Esto tamapoco sorprende, pues recordemos que durante los próximos 50 años la concesión del aeropuerto de Santa Lucía es para la SEDENA.
Un retrato perfecto de la situación circuló por internet con motivo del viaje del presidente López Obrador a la inauguración de México como presidente del Consejo de Seguridad de la ONU. En ella se ve que éste levanta ambos brazos en signo de triunfo, con la gente dando vítores mientras él atraviesa la calle. En su rostro puede imaginarse (allá, en el gabacho, sí utiliza cubrebocas) una sonrisa que sólo pudo pintarse el Guasón. Y es que esa es la sensación favorita de AMLO: que le alaben, que le vitoreen…él es un artista [del engaño] que se desvive por los aplausos de su público, viviendo del dinero público.