El que un día parezca ordinario porque todo transcurre de la misma manera en que han pasados los otros (llenos de rutina e inacabables deberes que borran la noción de sabernos efímeros, aunque lo olvidemos), no significa que el final no estará a la vuelta de la esquina. Sin saber cómo ni en qué momento, junto con niños y adultos, nos dirigimos en tropel rumbo a las puertas del Mictlán.
Dos calacas que por ahí andan, en cuanto nos ven llegar, sacan sus guitarras y nos dan la bienvenida. Una calaquita, en el intento de espantarnos, despierta a una calaca mayor de otro tiempo que había permanecido dormida desde la última fiesta del Día de muertos. Un choque de culturas surge, pues la primera está acostumbrada a la tecnología de su dispositivo móvil y la segunda, más tradicional, se lleva un gran impacto al saber que la festividad está siendo sustituida por el Halloween.
En escena, se emprende un viaje para recordar las raíces y tradiciones de la cultura mexicana, pasando por la disputa de Moctezuma contra Hernán Cortés y el acontecimiento de la Noche triste; la fundación de la primera panadería de la Nueva España; la Independencia de México y sus respectivos personajes (o parte de ellos), la cabeza de Miguel Hidalgo, la “Corregidora” y las calacas que sirvieron en batalla; se habla de la Revolución y de Francisco Villa; personajes importantes aparecen, como Frida Kahlo, Salvador Novo, Guadalupe Posada, Yalitza Aparicio y, ¿por qué no?, se menciona hasta presidentes mexicanos, como Fox, Calderón y Peña. Todo esto ¿para qué?, ya saben: para decir que los tiempos han cambiado, pero hay cosas que deben permanecer, como la fiesta del Día de muertos. Así que la calaca mayor hace un llamado a todas las calacas, tilicas, locas y flacas, alegres y desparpajadas, con las que organiza un pachangón; cuando llega el día y es hora de levantarse, están listas para estirarse y festejar.
Entre canciones, bailes, trajineras, risas, aplausos e increíbles paisajes, las Marionetas de la esquina nos van vistiendo con el humor de brillantes colores y sombreros de flores que, reflejados en la calaca, hacen que nos miremos catrinas, catrines, y, por supuesto, catrincitos.
Además del festejo, nos regalan una gran moraleja, pues dentro de la obra sucede que la calaquita y una calabacita se encuentran y se hacen amigos aprendiendo uno del otro a ser mejores bailarines y espantadores. El Día de muertos y el Halloween pueden convivir, pues no se trata de colocar una cultura sobre otra, sino de respetar creencias propias y ajenas. Qué mejor lugar que ultratumba para saber que todos, aunque diferentes, tenemos huesos de la misma estirpe sin muros que nos separen. ¡La vida y la muerte son una fiesta!
La compañía Marionetas de la esquina, originaria de la Ciudad de México, se dedica a crear programas y espectáculos educativos para las comunidades vulnerables acercando risas y alegrías al público que más lo necesita: los pequeñines. Sin duda, el homenaje que hacen al Día de muertos, luego de quinientos años de la Conquista de México, mató de risa a todo el público presente. Niños y adultos reímos como nos enseñaron durante la función: como iguales. Ti-ri-ri, ti, ti.
Marionetas de la esquina
La chorcha de las calacas
16 de octubre de 2022
Ex-Hacienda San Gabriel de Barrera
Fotografía: cortesía FIC