Sobre Trump en México Por Juan Mendoza

A propósito del huésped distinguido, les dejo estas consideraciones.

Dice un lugar común que la política crea extraños compañeros de cama, y Trump es el único elemento capaz de unir políticamente a foxistas y pejistas, por citar los pensamientos más disímiles del país.

Que venga a México no es fortuito, porque una fortaleza del gobierno de Peña -si alguna tiene- es la SRE. El trabajo de la secretaria Ruiz Massieu ha sido quirúrgico, sobre todo en los últimos meses, llegando incluso a incidir en el proceso electoral de EU con la anuencia de ese país.

Acaba de gestionar una “contribución extraordinaria” que llegará a solucionar los problemas económicos que enfrenta la OEA (según la propia OEA), el presidente de ese órgano no solamente lamenta públicamente a la brevedad la muerte de Juan Gabriel (y no condenó el asesinato de la activista ambiental hondureña Berta Cáceres en marzo pasado, ni por hipocresía, sólo pidió su investigación casi un mes después), sino que, si no apoya, por lo menos “deja pasar” el hecho de que cinco estados miembros (México uno) le pidan a EU en recientes días que cambie su política hacia los migrantes cubanos por discriminación, pues el acogimiento a los caribeños no lo tiene ningún otro latinoamericano.

De qué tamaño es la ayuda mexicana a la directriz de la OEA que se arriesga a padecer la chancla gringa…

En reciente gira Massieu se reunió con Henry Kissinger, un hombre poderoso en el mundo como el que más (un brillante ex secretario de Relaciones Exteriores de EU en tiempos de la guerra fría, aún “padrino” en ese rubro), y para mayor dificultad política de quien lidie con él, es republicano.

Dudo que Kissinger apoye al precandidato de su partido, Donald, así que seguramente Massieu recibió, si no gratis, sí a muy bajo costo no solamente una audiencia, sino una venia que a otros les ha costado millonadas, favores internacionales, etc.

El resultado es que México está tratando a EU con aires de bilateralidad real y su gobierno demócrata ha tenido que aceptar la ayuda que significa la invitación de México a Trump y Hillary a visitarnos.

¿Qué ayuda es esta? La influencia sobre los votantes latinoamericanos que apoyan a Trump (sí, los hay, un 14% según el Washington Post).

Ya el Senado de la República (presidido por el panista Roberto Gil Zuarth, marido de Elia Mary, destacada colaboradora en la campaña de Peña; ex secretario particular de Calderón, ex consultor de la OEA…) rota un spot radiofónico en contra del aspirante, algo que seguramente también forma parte de la batería de Claudia Ruiz Massieu, con la esperanza de que el imaginario nacional pueda revertir mediante llamadas lada ese porcentaje en el gabacho.

Trump llega ante un gobierno mexicano que lo quiere cerca porque a los enemigos hay que tenerlos así, y será trascendente la agenda que tenga con Peña (aunque Hillary diga lo opuesto) importará más su subtexto aún, pero lo que realmente importa es lo que se evidenciará en las opiniones de los comedores de las familias mexicanas en las próximas horas, el rechazo público al rubio.

Cuando Hillary llegue, la diferencia se notará. Clinton no ha confirmado oficialmente que también fue invitada y tampoco si vendrá, porque eso significaría consecuencias para ambos aspirantes en su país por aceptar de facto y prematuramente algo que ya es: Para los gringos de ahora en adelante quien no haga campaña en México se arriesga a perder, cual si fuera otro estado de la unión americana; el principio de un nuevo escenario mundial, la internacionalización del voto gabacho.

No importa cuánto digan en Twitter los panistas que rechazan la llegada de Donald a nuestro país, ellos lo propiciaron deliberadamente y ese rechazo público es planeado quiero pensar, si no, eso querría decir que están fuera de la jugada y con sus intereses en medio de esta. Nadie es tan estúpido, ni los panistas.

Pero el motivo principal de Trump en venir es exactamente lo contrario, ampliar su base de votantes latinos. Para él es más importante México que Arizona, estado donde sí viven votantes potenciales y donde ha pospuesto varias veces su aparición y su discurso sobre políticas migratorias.

Así de gorda es la pinza de Ruiz Massieu, que mantenga ese IMC (y pueda cobrárselo a la eventual presidenta Hillary en junio de 2018 con algo en lo que es experta, intervencionismo) dependerá de ademanes, guiños, interpretaciones y otras sutilezas en Los Pinos durante el encuentro, pero también de arsenales en forma ya montados.

Los intereses del gobierno peñista y anexas son amenazados por Donald, clarísimo, lo mismo siente el partido demócrata; los intereses de Trump son amenazados por Peña y Massieu. La naturaleza de estos intereses son motivo de otra entrega que ocupará desodorante ambiental.

Con un Brasil en picada, México recupera organismos y puntea política continental, y con fines turbios.

Spoiler: Yo no creo un ápice en “el discurso de las trompadas”, es un ariete.

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