20 años y contando, es prácticamente lo único que sé certeramente de mi. No había construido buenos senderos o caminos fuertes, ni siquiera sabía si quería construirlos. Pensaba mi vida siempre como un futuro, ya sabes la típica frase de “cuando sea grande” el problema es que ya era grande y la negación era más brillante que mi futuro. Quería hacer de todo, menos crecer. Vivir entre bandas y toquines, museos y artistas, lecturas y vinos. El problema con estas aspiraciones es que no eran “muy adultas” que digamos, me refiero a que no eran muy realistas, no para mí.
Florecer, crecer o desarrollarte, como quieras llamarlo. Siempre ha sido un proceso nada fácil, a veces siento que para las nuevas generaciones es más difícil aceptar que hemos cambiado y de cierta manera “madurado”. Había leído en un libro sobre animales, ya no recuerdo el nombre; que los humanos eran la especie más apegada a la madre o su familia.
Mostrándolo en datos más específicos la cosa está así, solo por mencionar algunos casos:
Los pingüinos al igual que las nutrias se independizan a los 60 días, las lechuzas por su parte, se vuelven independientes a los tres meses de edad.
Humanos, con todo y ser la especie dominante somos terriblemente débiles, los lazos de cercanía, empatía y amor que creamos con nuestros padres o demás familiares nos hacen de alguna manera ser un tanto más retrógradas. No avanzamos tan rápido ni florecemos con la misma sencillez, vivimos con ataduras sentimentales y dependencias.
Florecer. Siempre que leo esta palabra mi mente la liga con algún significado de carácter fuerte, heridas sanadas y cabeza en alto. Me imagino la formación completa de una persona cuando dicho sujeto, no depende de nadie para ser feliz, ojo, feliz no realizado. ¿Por qué feliz y no realizado? Bien, todos podemos ser personas realizadas en cuanto profesionalmente se trate, sin embargo creo que lo espiritual y emocional siempre es lo más difícil.
Siempre será más fácil conseguir un título, tuviste profesores que te ayudaron a eso, pero en cuanto a lo emocional y espiritual no tienes a un mentor. No hay nadie ahí diciéndote que patrones seguir o por cual sendero transitar. No hay nadie que te enseñe a luchar por lo que quieres, seguir tus ideales y buscar tu felicidad, así tu felicidad sea tan básica como caminar en bóxer por la calle. Es difícil ser feliz porque es relativo. Es difícil porque cuando convivimos con alguien le damos poder en nuestra vida, queremos agradarles a los que nos rodean y muchas veces sin darnos cuenta estamos haciendo las cosas que los hacen felices a ellos y no a nosotros mismos, por eso creo que ser feliz y florecer es más difícil que obtener un título.
Sabes que no has florecido cuando vives de limitaciones por el que dirán.
Obviamente aún no he florecido, lo supe cuando quise tatuarme y el miedo me absorbió, no por la aguja sino porque ¿En dónde viviría después de eso?
En fin tatuaje de plantitas, en otra vida quizá tenga más valor de florecer y termines postrado en mi antebrazo.