Un polvo con el demonio por Carlos R.

Dicen que el número del demonio

Es el 666

Pero no

Yo estoy seguro que es el 333

Tres y treinta y tres de la madrugada

El demonio llego a mí

Vestido de niña llorando

‘Mi nombre es Vanessa y quiero morirme’

Me dijo el muy pendejo

Yo me hice el cojudo

¿Por qué lloras Vanessa?

El no dejaba de llorar

‘Solo quiero que me abraces’, me rogó

Yo lo abrace, con temor

Sentí sus lágrimas de acido

Bajando por mi hombro derecho

Rogándome que no lo dejara solo

Tirado en la acera

Con el amanecer a cuestas

Sentí pena por él

Pero lo que más sentía

Eran ganas de abrirle las piernas

En medio de la pista

Al ver que no podía engañarme mas

Me mostro su verdadero rostro

Que no era el de otro demonio

Si no el de una niña, mucho menor aun

-Sé que me deseas- me dijo

-Si me quieres tener-

-Te cambio tu alma por un polvo-

Le dije que me gustaría tener diez mil almas

Y le diera absolutamente cada una de ellas

Para que lo hagamos diez mil veces

O más

Su risa burlona se oyó hasta la orilla del rio

Donde terminamos haciéndolo

Encima de la maleza

Mientras sus gemidos se mezclaban

Con gritos de ranas pariendo

Y cuando terminamos

Se despidió de mí

Con un beso y un “au revoir mon cher”

Me sentí vacío

Condenadamente triste

Y ahora sin un alma extra

Para intercambiarla

Por otro polvo con ese demonio

Llamado Vanessa.

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