Tras la constante lluvia de comentarios positivos de la nueva película del cineasta mexicano Guillermo del Toro, y la polémica que ha desatado el mismo es comprensible que se despierten en nosotros las ancianas de salir corriendo al cine para comprobar por nosotros mismos la calidez de la misma.
Contrario a lo que se ha vuelta una terrible costumbre de los medios mexicanos no prendo enlazar falsa o remarcadamente el trabajo de los compatriotas en el extranjero por el simple hecho de ser connacionales. Hablemos seriamente de lo que es la película y lo que de verdad aporta y propone por sí.
Retomando la polémica que le rodea. ¿Podemos decir seriamente que La forma del Agua es en sí una propuesta completamente original? Honestamente creo que eso sería caer en el error de engrandecerla, pues bien, la propuesta es buena, pero el argumente principal ciertamente lo hemos visto en múltiples ocasiones, solo es cuestión de buscar en nuestra memoria y nos toparemos con películas de la infancia en las que la historia de amor se repite (no diré mas para evitar caer en spoilers) lo que le da verdadero valor a esta película es precisamente la originalidad con la que se nos narra algo que ya de antemano conocemos, mentiría si dijera que el argumento sorprende, pero sí es de reconocer que hay gratas sorpresas en la narrativa de la misma.
Como agregado podríamos decir que las películas donde los monstruos o villanos, no son precisamente las criaturas andromorfas, sino más bien, los mismos humanos, se han vuelto populares en los últimos años y la razón principal de ello, a mi parecer, es precisamente esa capacidad humana de volvernos monstruos enceguecidos que se niegan a aceptar que no existe una forma única de criaturas capas de razonar y que, si bien aparentemente somos los únicos en el mundo, estamos muy lejos de conocer a profundidad todo lo que existe en el plantea, y estamos aún más lejos de tener nociones de los que hay en el universo. Las criaturas normalmente se presentan con figuras humanoides y creo que eso es una clara referencia a la diversidad que existe entre los mismos humanos, pues ninguno es igual al otro y aun así nuestra información genética es casi idéntica; la humanidad de estas criaturas se plasma en la forma que tienen de razonar y de sentir, probando así que no somos las únicas creaturas con sentimientos.
Podemos concluir que la más reciente obra del cineasta Guillermo del Toro nos presenta a la humanidad de dos maneras, por un lado están las creaturas capaces de razonar y comunicarse, y por otro están aquellas que se encuentras encerradas en su mundo y son incapaces de aceptar que hay algo más importante que ellos mismos. El amor y el egoísmo, paciones que por sí solas pueden acabar con la humanidad, pero que cuando se presentan en la persona correcta (o buena) pueden llevar a preservar cosas increíblemente valiosas para la misma que de otra forma se perderían.