Ver es el Caballo de Troya por Mauricio Calderón

Vivimos en un mundo vertiginoso y comercial, regido por el capital y sin tiempo para la reflexión. 
Si hacemos un examen de consciencia veremos que muchos hemos olvidado nuestra búsqueda personal por encontrar el trabajo con dinero y mantenernos ocupados.

Ver es un acto natural convertido en moral.

Nuestra raza creó la capacidad de capturar y preservar imágenes directamente tomadas de la realidad, un acto científico y mágico. Lo más cerca que hemos estado al alquimismo, cada imagen es oro.
A finales del siglo XIX nuestra relación entre mirar al mundo y el mundo que nos rodea cambió con la llegada de la fotografía.  

Luego, llegamos a un nuevo y gran paradigma en nuestras capacidades cuando logramos crear (capturar) imágenes en movimiento, tal y como las percibimos en nuestra vida.  
Descubrimos que miramos a 24 cuadros por segundo.
Que la relación de aspecto más cómoda para el ojo humano es 16 relaciones de horizonte por 9 de verticalidad. 
Le pusimos matemática a nuestra percepción y después nos dimos a la tarea de jugar con ella.
Descubrimos que hay una lógica en el montaje (o edición) de nuestra vida, que contamos las historias ocultando información, dosificándola, estableciendo puntos de vista que son una decisión moral.
Una decisión moral con nosotros mismos y con quien nos presta el favor de su atención.

Porque cada punto de vista es una postura sobre la realidad. Cada imagen tomada de la realidad, aún modificada e intervenida, es una postura sobre ella.

Esa es la mayor virtud, pero también peligrosidad sobre el cine.

Antes, el acto de ver era únicamente inherente e inevitable del ser humano.
Para los que podían ver, era una característica inherente a vivir, la manera en como nos relacionábamos con nuestro entorno y la idea del ser (uno mismo).
Algo intuitivo e instintivo.  

Ahora, es un acto de poder, porque hay quienes por medio de esos grandes descubrimientos, controlan la percepción de las masas.
Hay quienes podemos modificar la realidad, escogerla en partes como en un supermercado y utilizar lo que tomamos. 
Por medio del internet, hay incluso quien controla algoritmos poderosos, también matemáticos, que definen qué quiere ver la gente y cómo utilizarlo.
Hay quien aprovecha para crear un lenguaje visual -el único lenguaje universal- para atrapar la atención, con fines personales, gubernamentales o económicos.
Hay quien pretende establecer una tendencia en lo que llaman novedoso y trendy sobre el propio, personal e íntimo acto de ver, para después compartirlo con los otros.
Quien pretende establecerle reglas o requisitos para pertenecer o merecer foro al cine, en el rubro comercial o en el artístico.
Quien incluso puede modificar la capacidad de observar y percibir al otro.  

Por eso la importancia de reflexionar sobre el acto de ver. 
Porque hoy -a diferencia de la historia prefotográfica- ver y escoger qué mostrar (y qué ocultar) puede ser un acto íntimo que uno decide compartir con los demás.
Puede ser un acto de amor al prójimo.
Puede ser un acto de vulnerabilidad.
Puede ser un acto de odio. 
Un acto de franco narcisismo. 

Pero debería encontrar la forma de ser un acto personal, en la que el alma se desnuda por medio de la mirada del que decide compartirla.
Y además un acto de grandes sacrificios personales para compartir la propia mirada.

En tiempos recientes y desde diferentes frentes, se ha privado al creador de visiones de la libertad de decisión moral sobre lo que quiere mostrar.
Por tendencias, burocracias o expectativas comerciales o institucionales.

Es un síntoma de nuestro sistema.
Y un crimen de lesa humanidad.

Porque deja al mundo sólo con una visión homogénea y vendida en partes.
Sin reflexión, sólo con la necesidad de mitigar la ocupación, la búsqueda de capital y medios con entretenimiento adormecedor.
El máximo ente es el capital (por eso se llama así), no el alma.  

Es deber del creador de miradas compartir su visión y postura utilizando este entretenimiento que favorece al sistema. Usarlo como Caballo de Troya.

Cada mirada autónoma compartida con el público es una victoria y un avance hacia la libertad.
La libertad del alma.  
La autonomía de la mirada es un paso a la libertad.

Ver es un frente que nunca nos podrán quitar.
Ver es inherente al ser humano. 
Ver es el Caballo de Troya.
 

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