El festival de la blasfemia de Angel David Revilla (Dross) por Daniel Gutiérrez Medrano

El ídolo.

 

Soy de esa audiencia que sigue a Dross desde sus primeros videos en la plataforma de contenidos YouTube. En palabras de Dross mismo, podría clasificarme dentro de esa audiencia de “huesos amarillos”. Disfruté (y todavía disfruto) todos y cada uno de sus videos; desde aquellos GamePlays de antaño hasta aquellos paridos por el octubre eterno. Videos que han dejado marca en mi forma de ver la vida y en mi forma de ser. Confió que los contenidos creados con la firma de Dross sigan con esa calidad que tanto lo caracteriza.

Quiero recalcar lo que  tengo por él es un profundo respeto y una admiración que yo adjetivaría con palabras del autor como abisal. Es y seguirá siendo mi youtuber predilecto. Aclarado lo anterior les comparto mi punto de vista sobre el segundo libro de Revilla, El festival de la blasfemia.

 

Oración y blasfemia.

 

2016 fue un año lleno de retos y logros para Dross, consiguió que editorial Planeta publicara su primera obra Luna de Plutón que todavía no tengo el placer de conocer. Con esto comenzó un periodo que él mismo reconoce como de sueños hechos realidad. En abril del mismo año, en su canal principal  DrossRotzank tuvo a bien presentarnos el segundo de sus hijos, y por como lo hizo pude deducir que era aquel que tenía il segno, la marca innegable que lo caracterizaba como personaje (o quizá como persona, pues sigue siendo complicado diferenciar entre Dross y Angel David): El humor negro.

 

Dross es y será siempre un personaje crítico (criticón) pues ejemplifica, en palabras de Angel David , su creador, a muchas personas nefastas con las que se ha topado a lo largo de su carrera. El autor se caracteriza por su cinismo, transparencia y  carencia de filtros. Esto hizo que la gente lo aplaudiese y lo admirase. Decía lo que muchos de nosotros no nos atrevíamos a decir por temor a ser políticamente incorrectos. Cagada asquerosa, abyecta, estercolera inmunda, malnacida, maloliente, huevona, pendeja, jodida, jilipollesca, inútil, burda, putrefacta, hueleculo, tragasable  y un sinfín más de adjetivos fueron los usados  por él en todos y cada uno de sus videos. Aclaro, hablando de Dross como personaje. El humor negro y las palabras altisonantes abundaban en sus videos.

Entonces ¿Qué sucedió con el libro? ¿Por qué no se lee igual de divertido como se escucha en Youtube? No creo que tenga que ver nada con el timbre y la voz de Dross. La sobresaturación de malas palabras y el uso indiscriminado del verbo cagar raya en lo barroco, y en uno extremadamente ordinario. Me refiero entonces a un humor casí forzado e infantil. Inclusive, me atrevería a decir, que el mismo autor quiso evitar que su libro fuese censurado pues notamos, los que seguimos a Dross desde hace un tiempo, que  se moderó en cuanto a lenguaje subversivo y abusó de las referencias escatológicas.

                                          

El Festival

 

El libro abre con un monologo de un nigromante que nos adentra en el mundo de la maldad y la oscuridad en la que trabaja día con día. A partir de dicho monólogo podemos hacer varías criticas. En primer lugar, la descripción  del poder del nigromante que abre la obra dista mucho de ser la de Melchor, nuestro protagonista. Melchor es un nigromante de carrera que comienza desde muy joven instruyéndose en las artes obscuras. En la tierra el autor nos da a entender que es un hombre que sabe lo que hace, seguro de su mismo y de sus poderes; con respeto hacia las entidades obscuras a las que les debe su poder. En el infierno vemos a un Melchor completamente diferente pusilánime, contrariado, que invoca a Dios cada que le resulta conveniente, pobre y patético. Al final del libro entenderán porqué.

 

Los personajes secundarios no están desarrollados para el disfrute del lector. Se presentan sin que sepamos  ni cómo  ni dónde ni cuando  ni  porqué. Hay una pequeña descripción de lo que los demonios en el universo drossiano son; seres de mundos diferentes, dimensiones lejanas, lejos de su sentido bíblico son en fin alienígenas. Sin embargo, pareciese que la capacidad intelectual de estas criaturas y personajes humanos fuese completamente nula. Con este detalle podemos inferir que hay un muy pobre desarrollo de los personajes. Fueron hechos al vapor.

 

No incomoda la influencia de H.P Lovecraft ni de S. King en la obra, pues me parece loable que el autor quiera homenajear a sus ídolos. Incomoda el pobre desarrollo de un metaverso con un potencial tremendo. Los panoramas tanto espaciales como temporales resultan ambiguos; no obstante la falta de aquellos en los escenarios espirituales o trascendentales como lo son el paraíso y el infierno. Las descripciones de los lugares son muy pobres.

 

El Mal

 

Dross perdió una gran oportunidad para detallar su concepción del Mal como escritor.  En cambió nos dio una cara muy blandengue, boba y sosa. En algún momento de la obra creí que me encontraría con alguna influencia baudeleriana o ya siquiera lovecrafniana, pero no. Presenta una dicotomía entre lo bueno y lo malo pero no la desarrolla y la deja morir para centrarse en detalles poco importantes.  

 

Redención

 

Creo que el autor pudo mejorar la obra. Por el momento histórico en el que se suscitaron las cosas y con la oportunidad que se le presentó; olvido que la forma y la tesitura Son cosas imprescindibles para tener un buen texto (de calidad).  Angel David Revilla es un escritor apasionado de ciencia ficción pero se necesita más que ganas para poder ser uno excelente y no quedarse como uno de los muchos youtubers que ahora sacan libros como videos en la plataforma. Como él mismo menciona, fue escritor antes que vlogger. Cada uno de sus videos, seguramente cuentan con un guión que al ser convertidos en contenido audiovisual se convierten en todo eso que Dross describe como otro de signos: El Horror. Esa catarsis con la que nos tiene a muchos atrapados esperando cada semana uno de sus videos de misterio, de horror e incluso de opinión random. Confío en que este libro es solamente una mala antesala al mundo drossiano.

 

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