Es una mañana en la altiplanicie pulquera hidalguense. La laguna de Tecocomulco se baña de nubes matutinas; la neblina se refresca, nada entre las aguas y a lo lejos, en las laderas de los cerros, los magueyes se inclinan y miran aquel amor de la mañana, una danza sin pies del agua contra el agua. Sale el sol revistiendo el paisaje de contrapuntos de luz y sombra y por un sendero de tezontle rojo una figura se mueve por un camino solitario. Toma una curva, toma la otra, la subida se hace más pesada a cada paso. Anda junto al panteón y continúa el último tramo. Cecilia Ramírez, como todos sus compañeros desperdigados en el valle de Hidalgo, va de camino a su aula oculta entre el monte y la arboleda.
Tras media hora de camino a pie, llega a la escuela de la comunidad —pueblo es mucho decir—, un cuarto de cuatro metros de ancho por seis de largo en que ocho niños toman clase. A unos pasos del aula, hay una par de baños y una cerca de alambre da contorno a la escuela. La escuela es sobre todo pasto en la pendiente de un cerro. De a poco van llegando los niños; a veces, si aprieta el frío y hay helada, los padres prefieren no mandar a sus hijos a tomar clases. Como la matrícula escolar es reducida, las dos maestras de la escuela atienden a los seis niveles de primaria en el mismo salón. Hace dos años, Cecilia fue asignada como Asesora Pedagógica Itinerante en las comunidades de Palmillas y San Jerónimo, en el municipio de Tepeapulco, donde se desempeñó durante un periodo escolar.
Un esfuerzo por la educación
Cecilia Ramírez, psicóloga por la UNAM, pertenece a la red de Profesionales de Enseña por México (PEM) y actualmente se encuentra en su segundo año del Programa de Liderazgo. Enseña por México es una organización civil sin fines de lucro que opera en nuestro país desde 2013 y cuyo objetivo es que los niños y jóvenes de México tengan acceso a una educación de calidad. Después de seis años de operaciones, la organización estima que sus 5 generaciones de PEM han impactado a 60,000 estudiantes en la Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Hidalgo, Guanajuato, Jalisco, Coahuila, Nuevo León y Baja California Sur. Para Ricardo Calleja, quien se desempeñó como PEM en 2015, Enseña por México es «una plataforma que permite a agentes de cambio transformar la realidad de los niños y jóvenes a través de la educación». Ricardo concibe la organización como un espacio de «co-construcción» donde los jóvenes líderes tienen la posibilidad de vincularse para generar cambios en los contextos educativos, económicos y sociales de una comunidad. En opinión de Cecilia Ramírez, «trabajar desde la educación nos convierte en potenciales agentes de cambio y nos coloca en una posición de búsqueda por la igualdad de oportunidades».
Desde luego, la labor dista de ser sencilla. En un país donde una de cada tres personas es niño o adolescente, los maestros de México se enfrentan diariamente a una realidad de 31 millones de estudiantes que cursan la educación obligatoria en alguno de los 242,580 planteles existentes en el territorio nacional, muchos de los cuales apenas cuentan con lo más elemental para funcionar. México tiene un atraso significativo e histórico en materia educativa y a pesar de los cambios recientes en el sistema educativo, 60% de los estudiantes que terminan el bachillerato no entienden lo que leen y la deserción escolar alcanza los 5,000 alumnos que abandonan la escuela cada día. Las estadísticas del INEGI sobre el nivel de lectura de los mexicanos señalan que muy pocos leen libros, periódicos o historietas, con lo que no debe sorprendernos que México se haya estacando en los resultados de la prueba PISA, en donde nos encontramos por debajo del promedio de los demás países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Los profesionales de Enseña por México entienden esta situación a la perfección porque se enfrentan a ella todos los días. Gerardo Figueroa, quien como Cecilia Ramírez forma parte de la generación 2016 de la organización, nos cuenta que durante su primer año fue asignado al subsistema del Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) en Hidalgo. Una de sus asignaciones fue San Rafael «El Jagüey», a casi una hora de Tulancingo, donde había que caminar cerca de media hora para llegar a la comunidad. «Recuerdo que las cosas no pintaban tan bien cuando llegué», sonríe. Y es que Gerardo se encontró con padres de familia poco dispuestos a la colaboración con el maestro, alumnos con problemas de convivencia en el aula y otras dificultades emocionales que mermaban su rendimiento escolar. Un agravante severo en este entorno es la falta de herramientas, materiales e información. La tarea de un PEM consiste precisamente en hacer de estas carencias áreas de oportunidad. «En uno de estos esfuerzos, convencí a las madres de familia de llevar a los estudiantes y sus familiares al zoológico de Tulancingo, una experiencia que muy pocos habían tenido. Además, pude conseguirles un guía que resolviera sus dudas y despertara sus inquietudes», asevera Gerardo.
Para Gerardo, como para sus compañeros, ser PEM en un entorno rural implica volverse parte de la comunidad, adoptar algunas de sus costumbres y expresiones lingüísticas, asimilar la gastronomía y las formas de vida del lugar. «Eres un miembro más de la comunidad —dice Gerardo— y por ende, sus preocupaciones y problemáticas se vuelven tuyas y buscas la forma de generar soluciones». Enseña por México también se ha preocupado por paliar la baja calidad educativa en ambientes rurales. La falta de infraestructura para tener una escuela digna, los bajos niveles de rendimiento académico, las distancias largas para llegar a las escuelas y el olvido del aparato gubernamental repercuten en malas prácticas que mantienen el rezago educativo de miles de estudiantes. Carlos Rodríguez, alumni 2015 (una vez que los PEM egresan del Programa de Liderazgo se convierten en alumnis), sostiene que «no se necesita ser un especialista en educación para darse cuenta de que la calidad educativa en las zonas rurales está lejos de lo que se presume en los discursos políticos».
A diferencia de las prácticas gubernamentales, Carlos Rodríguez piensa que una de las ventajas de Enseña por México a la hora de enfrentarse al regazo educativo se cifra en las metodologías con las que sus profesionales abordan la problemática. Al distanciarse de las recetas del gobierno, las organizaciones civiles apuestan por la innovación. Esto implica un trabajo de convencimiento con las personas que laboran en las estructuras vigentes del sistema educativo, donde hay una fuerte resistencia al cambio porque el statu quo es cómodo y garantiza privilegios que benefician a unos cuantos. En ese mismo sentido, Ricardo Calleja apunta que el valor del trabajo de la organización radica en que los PEM pueden librarse de la burocracia y enfocarse en los procesos de mejora de la educación. Desde su perspectiva, la burocracia provoca que los maestros vivan y actúen bajo el temor a ser despedidos, por lo cual no encaminan sus esfuerzos a la aplicación de métodos innovadores en el aula y en cambio persisten en «prácticas educativas obsoletas pero burocráticamente aceptables». Al mismo tiempo, es importante señalar que Enseña por México ha generado acuerdos con entidades gubernamentales y la iniciativa privada para realizar sus actividades. Sin el consentimiento del gobierno los lazos de colaboración y coordinación en la estructura educativa no serían viables. Estos acuerdos han hecho posible que las escuelas abran sus puertas a los PEM.
El trabajo no es infructuoso y los resultados se hacen notar poco a poco. Por ejemplo, la comunidad de Atacpan, en la Sierra Nororiental de Puebla, ha visto progresos significativos desde que Enseña por México arribó al lugar. Desde hace seis años, la matrícula del Telebachillerato Comunitario Núm. 60 aumentó y se mantiene en un promedio de 60 estudiantes, una tercera parte más que en años anteriores. La taza de egreso solía ser de un alumno por generación, mientras que en la última generación egresaron 20 estudiantes y 4 de ellos están en la universidad. Después de ser una escuela que no tenía aulas propias, ahora es un referente regional. A raíz de estos resultados, las autoridades municipales están gestionando la construcción de las instalaciones de la escuela. Los PEM enfocan su energía en despertar el interés de los estudiantes por los contenidos académicos así como por el contexto de sus comunidades. Además, se ocupan en transmitirles una mentalidad de liderazgo.
Otro de los objetivos de la organización es que jóvenes con una auténtica vocación docente se enfrenten a contextos educativos reales que les permitan adquirir la experiencia necesaria para, posteriormente, incidir en los ámbitos de liderazgo educativo, innovación social y políticas públicas. La organización comprende que sólo asumiendo el punto de vista práctico de los docentes será posible diseñar políticas que tomen en cuenta las distintas dimensiones del fenómeno educativo con pluralidad y conocimiento de causa. La incertidumbre de los PEM radica en que su actividad depende de los fondos y donativos que la organización pueda recaudar y eso a veces dificulta su trabajo; no obstante, Cecilia Ramírez subraya que «aquellos que hemos sido parte de esta labor, los profesionales de Enseña por México, apostamos por el derecho a una educación de calidad sin importar nuestro origen».
Enseñando más allá de las fronteras
Enseña por México forma parte de la red internacional Teach For All. Mario Olvera, quien es parte del staff de Enseña por México, explica que el propósito de la red es impulsar el liderazgo colectivo para asegurar que lo niños tengan la oportunidad de desarrollar su potencial humano. La visión de Teach For All consiste en un mundo donde los educadores, los diseñadores de las políticas públicas, los padres de familia y los estudiantes trabajen juntos para asegurar que su niñez cuente con las bases necesarias para compartir un mejor futuro. Presente de manera incipiente en los cinco continentes, la red se conforma de 46 organizaciones independientes aliadas y emparentadas por su visión común acerca del desarrollo educativo.
«Aunque los contextos sean diferentes, los problemas y las soluciones pueden ser compartidos. A través de la red global, las organizaciones aliadas y sus maestros pueden compartir ideas e innovaciones, así como adaptar prácticas a sus propios entornos», afirma Mario Olvera. El contacto con la red le ha permitido percatarse de los problemas comunes y de las diferencias en los diversos sistemas educativos en el mundo, lo mismo en Perú, Estonia o Malasia. Ello lo ha llevado a comprender la desvalorización de la labor docente en nuestro país. «Mientras en países con mejores resultados en materia educativa —Finlandia, Hong Kong— la profesión docente es altamente remunerada y prestigiosa, en México pareciera ser lo opuesto. Esta situación debe detenerse si es que hemos de revertir la tendencia en los resultados educativos», opina Mario.
Con la finalidad de compartir experiencias y puntos de vista, en 2017 tuvo lugar el 1er Encuentro de Profesionales de Enseña por Latinoamérica, en Portillo, Chile. Más de 200 profesionales de la educación de la red Teach For All de once países de América se reunieron para discutir sobre las barreras que les impiden tener mayor impacto en la esfera educativa de sus países. Una problemática común en América Latina es la brecha entre los estudiantes, docentes y directores y los tomadores de decisiones, ello ocurre particularmente en el sector rural debido a la distancia geográfica con las metrópolis. Durante el encuentro, quedó claro que una de las cuestiones a resolver en la región es la falta de incidencia de los profesionales de la educación en el diseño de las políticas que marcan la pauta de la labor del sistema educativo. Entre los talleres impartidos durante las sesiones estuvieron los de Educación y fomento de la cultura en la responsabilidad social empresarial; Redes de emprendedores sociales; Género e interculturalidad en las aulas; Innovación y empleo; etcétera.
Para asistir al encuentro, Carlos Rodríguez realizó una campaña de donación durante un mes para recaudar los fondos necesarios para el viaje. «Entre las cosas que hice fue pedir apoyo a profesores de mi escuela y a los de la zona escolar, incluso a supervisores. Hice una kermés, rifas y pedí apoyo de autoridades locales de la comunidad donde me desempeñaba como PEM, Comaltepec». Para Carlos, Enseña por México es su escuela como profesional y gracias al programa hoy sabe que es un agente de cambio dispuesto a colaborar con todos aquellos que han decidido escribir una historia diferente. Después de su experiencia internacional, tanto Carlos Rodríguez como Ricardo Calleja entienden los retos comunes y las fortalezas que tenemos como latinoamericanos. «Compartir ideas con líderes de la educación en América realmente hace que te des cuenta que sí puedes incidir en la educación de toda la región. Estamos generando una red de conocimiento y experiencias. Ahora sabemos que tenemos retos conjuntos», apunta Ricardo.
Actualmente, Cecilia Ramírez se encuentra recaudando fondos para asistir al 2º Encuentro Alumni «Latido Latino» en Lima, Perú, evento en el que resultó seleccionada para representar a Enseña por México ante los profesionales de la red Teach For All. El encuentro tendrá lugar del 3 al 5 de agosto de 2018 y sus objetivos concretos son identificar elementos socioeducativos comunes para generar acción colectiva, conocer otras experiencias regionales que pudieran aplicarse a la realidad educativa mexicana y establecer compromisos de acción entre las organizaciones que forman parte de la red Teach for All en Latinoamérica. Para asistir al encuentro, Cecilia Ramírez debe recaudar fondos a través de la plataforma donadora.mx «Como un esfuerzo surgido de la iniciativa ciudadana en los diversos países que conforman la red, el progreso de la organización y su repercusión en el aula dependen de los eslabones de solidaridad que los propios profesores establecemos en nuestros ámbitos de acción», afirma Cecilia. Cualquier persona que comprenda el compromiso de los maestros de la organización y simpatice con su causa puede apoyarlos en la consolidación de su liderazgo social.
De un año a la fecha Cecilia pasó de impartir clases en Tepeapulco, Hidalgo, a ser una profesora con mayor experiencia en la comunidad de Xaltipan, enclavada en la Sierra Nororiental de Puebla, en el municipio de Cuetzalan, la tierra de los quetzales y el yolixpa, la medicina del corazón. Con un clima más cálido, escuelas que conviven con la vegetación exuberante, una cultura y tradiciones particulares, el náhuatl como lengua materna y estudiantes con necesidades específicas superar los retos no ha sido fácil. Cada región y contexto exigen una atención particular. «Este nuevo reto demandó una gran capacidad de resiliencia, misma que me sigue impulsando a potenciar el desarrollo personal y académico de mis estudiantes y el mío. La frase ‘cambiar al mundo’ ya no me parece tan descabellada sino, simplemente, urgente», concluye Cecilia.
Si estás interesado en realizar algún donativo para que Cecilia Ramírez asista al 2º Encuentro Alumni «Latido Latino», puedes hacerlo a través del siguiente enlace:
https://donadora.mx/projects/cecilia-ramirez-ensena-por-mexico