Perdón, no te escuchaba… Por Iván Alejandro Díaz Acevedo

 

 ¡No!… se equivoca… No son los ojos que dicen verdades tan oscuras como los míos, no me he perdido en la mirada recelosa del mundo.

Ni siquiera en la voz que reclama una plegaria. Ni siquiera en la convicción que denota la utopía, No… No son las ganas, ni el cálido abrazo que resguarda a los marginados.

No es la rabia hacia el mundo, ni siquiera el anhelo de haber llegado un minuto antes… No se trata de marchas forzadas, ni de la guerra declarada entre su mente y la mía.

No se trata de demócratas y republicanos, ni de liberales y conservadores, no es tan sólo un discurso que se traduce en quién gana y quién pierde, es el trasfondo que se proclama como una filosofía de la “Redención de los desposeídos”, una especie de tractatus sobre la “reivindicación de los des-amamantados”

¡No!… Estoy abismado en la perdida de mí mismo, y no es ninguna de estas cosas la causa eficiente de mi alienación, sino el conjunto universo que lleva su nombre, la sumatoria de todo cuanto se aprecia y se oculta a la vista… No me perdí en sus ojos… Ni siquiera en su sonrisa… ¡Me perdí en su SER!, en su ontología… en aquel ente que se proclama inmarcesible ante la eternidad.

Fotógrafa: María Paola Garrido Barrera (paogarriido)

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