Te sorprendería lo bien que sabe el café sin ti, viendo a la nada, mientras tu presencia ignora a la mía. Lo delicioso que se siente el aire frió sin barreras corporales que frenen su paso hacia mi pecho. Te sorprendería también o quizá no, cuanto se disfrutan las comedias románticas, sin la presión mental sobre aquellas cosas que suceden en la trama que tú no harías por mí, ni dormido, ni soñando. Me imagino de igual manera, que no visualizas como mi cabello se enreda de mejor manera, haciendo caireles en lugar de trampas que encierran a mis dedos al deslizarse, como cuando estabamos juntos, todo sin necesidad de una peineta. He descubierto lo lindo que brillan las estrellas, sin que la luz de tus ojos les quite el protagonizmo de manera egoísta, como todas las manías que solías tener, únicamente para ti, únicamente tuyas. Supongo que pasa porque he despertado ayer y las lagañas que antes lavaba de mí cara mientras el espejo reflejaba dolor y soledad en mi rostro, ahora son solo rocíos descansando en pupilas hambrientas de vida. Me veo ahora sin emociones, no hay girasoles que me reflejen felicidad pero tampoco hay flechas incrustándose en mi corazón, recordándome que siempre fuiste y serás únicamente el mal recuerdo de lo que no es, ni será, algún día el amor.
Te sorprenderían muchas cosas pero quédate, cariño mío, con la certeza de cuan bien sabe la vida sin ti, especialmente por las mañanas.
Pintura por: Henrietta Harris