La noche mexicana es un fenómeno muy particular, sucede en un día cívico, un día de importancia para el estado. Pero la noche mexicana poco tiene que ver con esto. Depende más de una pesquisa de identidad frente a un territorio. Es la búsqueda de lo mexicano en territorios que creemos comunes (muchos de ellos jaliscienses): el charro, el mariachi, el tequila, el pozole, la bandera, etc…
Ésta fiesta pretende ser una forma de materializar la fantasmal idea de lo que es la identidad nacional. No es una fiesta a la república, al indigenismo, criollismo o mezticismo. No es una fiesta a la América libre, la liberación de un colonizador, o la alegría de la soberanía del estado. La noche mexicana es una fiesta a lo que no encontramos, en esperanza de que, como un ritual mágico, lo que ha sido un fantasma por fin se nos manifieste.
