En España, tras una polémica un poco absurda en un reality show, el colectivo LGBT acusa a la banda Mecano de tener letras homófobas. Yo pienso que eso no es sólo carecer de contexto y criterio para interpretar un producto del pasado, es además, ser completamente injusto con un grupo musical que hizo mucho por abrir las mentes de la generación de los ochenta y noventa. Yo fui hija única y me crié en un contexto un tanto alejado del universo cultural que por generación me correspondía, y quien me conoce de siempre, sabe que en Mecano yo encontré una antena que me sintonizó con mi mundo y tiempo. Las letras de Mecano me hicieron acceder a realidades de la naturaleza humana, a veces sórdidas, de una manera fluida y natural, como lo complejo y extraño que puede resultar el amor y las múltiples formas que tiene de encarnarse.
Parece mentira, que las monjas salesianas que me educaron tuvieran más criterio, pues nunca me censuraron cuando en festivales canté Mujer contra Mujer, Hijo de la luna, Cruz de navajas o No es serio este cementerio, que son canciones que a todas luces se alejan del canon católico.
La susceptibilidad zenteniall me preocupa, quieren quemar todo lo que no entienden, y que es casi todo.
Subo una de las últimas rolas de esta gigante banda (que para mí Nacho y Chema Cano están al nivel de un David Bowie), incluida en su penúltimo disco Ay Dalai, y que me enseñó más del Sida que toda la educación sexual patrocinada por el estado
Salve Mecano!
