La máquina de escribir por Ringo Yáñez

Soy Rimbaud si quiero,

desaliñadamente bohemio,

paseando mugrientas calles

con las prendas raídas

y el pensamiento corrompido.

Hierve en los puños

la juventud.

Soy Rimbaud,

o Baudelaire

al filo de una copa,

hastiado y cicatrizando

a más de una sola mujer.

Hierve en el pecho

la musa.

Juego a la poética 

con mi mejor amiga,

quien dicta

estas hurañas palabras

y escupe sobre la hoja

que grita

mientras picoteo

la máquina llena de cebo.

Hierve en el cuerpo

el traqueteo.

Mancho mis dedos con puro antaño,

no sé quién ya tecleó aquí;

mi bisabuelo,

un arruinado extraño

o un antepasado.

Con suerte

un poeta maldito que maldijo

las teclas que mis yemas tocan

y ahora soy él,

y quizá no Rimbaud.

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