Cuando contemplábamos los atardeceres del día más hermoso
risas, miradas, un cariño puro.
La niñez y el tiempo tan corto,
no nos valimos de nada más,
todo fluía
la unión de todo que hizo que durara con más fuerza.
Escuchar la lluvia,
tomar el té
comer, cantar, reír.
El sonido de su voz era tan dulce,
tan cálida,
tan relajante,
yo sólo dormía.
No quería que pasara,
no tenía el deseo de que sucediera
de repente
todo se derrumbó
se fue.