Él es rápido, pensando en imágenes claras;
yo soy lento, pensando en imágenes rotas.
Él se embota, confiado en sus claras imágenes;
yo me vuelvo penetrante, desconfiando de mis imágenes rotas.
Confiado en sus imágenes, él asume su relevancia.
Desconfiando de mis imágenes, yo las cuestiono.
Asumiendo su relevancia, el asume el hecho;
cuestionando su relevancia, yo lo interrogo.
Cuando el hecho le falla, él cuestiona sus sentidos;
cuando el acto me falla, yo los apruebo.
Él continúa rápido y embotado en sus claras imágenes;
yo continúo lento y penetrante en mis imágenes rotas.
Él en una nueva confusión de su entendimiento;
yo en un nuevo entendimiento de mi confusión.