Una trompeta que se sorbe a sí misma por Mixar López

 

Reseña del álbum “Father of the Bride” de 'Vampire Weekend'

 

Pero espera, que la banda aún no ha hecho nada. Sí, sé que 'Vampire Weekend' todavía tiene la habilidad (en algún lado) de hacer música; quiero confiar en ellos. Es verdad, tienen todos esos instrumentos pretenciosos, y de alguna manera, alguno que otro sonido atrevido (y al mismo tiempo, monótono). ¿Había algo que esperar de ellos? En todo caso, este álbum se siente mucho más, más pequeño en trascendencia que 'Modern Vampires Of The City' (2013). En este nuevo lance, la voz de Ezra Koenig logra molestarme en demasía (bueno, me ha molestado desde hace mucho tiempo, pero en 'Father of the Bride' (2019), me fastidia mucho MÁS), es como un narciso vocal, una trompeta que se sorbe a sí misma; Ezra se presenta tan chocante y confiado de sí mismo que la mayoría de los tracks de 'Father of the Bride' suenan como a Ezra amando (mamando) el sonido de su propia voz. Las pistas más cortas lo hacen un poco más soportable y audible, pero terminan abofeteándote todas juntas, en un álbum ególatra con una duración de 58 vanidosos minutos (el más largo, por bastante margen, de toda su discografía). En fin, sigo siendo un escucha fatigoso, y aquí hay dieciocho pistas innecesarias. No todos pueden ser ganadores, Ezra.

         Las pistas teaser (campaña de prelanzamiento) que conducían a esto fueron acertadas (o no) para mí. “Harmony Hall” fue el primer tema de 'Vampire Weekend' que realmente “amé”, a pesar de los berridos. Pero las pistas que siguieron, particularmente “Sunflower”, siguen siendo inmaduras, como con una hambre y un enojo de Monstruo Come Galletas, sin hablar de lo repetitivo, además, que debería ser más corta (como 2:17 menos). “Sunflower” tiene el peor trabajo vocal que he escuchado de 'Vampire Weekend', lo cual es una pena, porque la batería y las guitarras en este track son sumamente divertidos (para una fiesta de niños).

         Vamos, que “Hold You Now”, suena como si fueras a la iglesia un domingo en profunda resaca, al punto de vomitarle a una viejecilla durante El Ángelus ¿quién necesita eso? Es, además, impostado. Esta pista de apertura no hace más que advertir al oyente sobre el álbum, total crap!; aunque las partes de Danielle, en el listado de canciones posteriores, funcionan muy bien (ella suena bien aún sin hacer nada).

         Los dos tercios del álbum que no hemos reseñado todavía, podemos ahorrárnoslos, pero no va a ser así, porque la basura también se comenta: voy a decir que son tracks para solteros treintañeros que no conocen la vida nocturna, y por ende, no conocen las entrepiernas femeninas. “Bambina” es un mimo, la canción de cuna de una anciana con halitosis, y “My Mistake” tiene algunos instrumentales inquietantemente soberbios (y suena, ya saben, a música ambiental de elevador). Después de esa pista, créanme que estaba listo para terminar con el álbum, ¡pero aún faltaban más de veinte minutos para el final! El track “Sympathy” son cuatro minutos de flamenco funky hecho a medias. Ruido sin teoría seguido por “Sunflower”, que ya se había establecido como el peor sencillo del 2019. La tonadilla de la hermosa Danielle Haim en “We Belong Together” nos recuerda que Ezra suena mejor cuando alguien está cantando sobre él, y así, con Haim, soy capaz de llegar hasta el final del disco, hasta el final de todo. Pero “Jerusalem, New York, Berlin” liquida con todo sueño: adios piernas esbeltas imaginarias de Danielle.

         Espera, que aún no he hecho nada. Sólo estoy sentado aquí, pensando en qué diablos hice con los últimos 58 minutos de mi vida.

 

https://www.youtube.com/watch?v=HIGdlGzSQfw

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