La verdad es que es muy raro que le muestre mis sentimientos más puros y sinceros a alguien, pues me da la impresión de que le doy un arma de fuego con la que puede a su conveniencia apuntar en el letrero que dice “Dispara”, y hacerlo.
No tengo idea si alguien le ha pasado pero hay ratos en los que parece que no estoy acorde a lo que me gustaría ser, o para ser más claros, que parece que el ángulo de las fotos no es el correcto, y quizás sea así porque soy difícil de querer. Aunque reconozco que también es difícil que yo quiera a alguien, pues termino por aburrirme o bien, cuando veo algo que me generará estabilidad, termino por huir con las excusas más tontas del mundo.
Soy todo un caso. Escucho música triste para deprimirme más, y hasta las canciones en inglés que a veces no tengo ni idea de lo que dicen me ponen a llorar. Hay días en los que quiero comerme al mundo de la mano de mis amigos y otros que prefiero evitar las llamadas para no salir de casa porque sencillamente no fue mi día y no tengo ánimos de fingir felicidad o emoción.
Lo que es todavía más raro es que constantemente estoy animando a mis amigos y familia cuando algo les sale mal, y siempre estoy ahí, incluso si ellos no siempre tienen tiempo para mi o están ocupados en otras actividades que les impide auxiliarme en mis momentos de ahogo. Entro y salgo de la vida de las personas y ellas ni siquiera lo notan.
¿Ya estuvo bueno no? Tener que fingir felicidad absoluta en todos los aspectos de la vida sólo para complacer a sociedades hipócritas, yo hoy no me siento bien, y mis pensamientos son confusos, no está mal pero seamos sinceros, es más fácil decir que todo está bien a tener que explicar por qué todo va mal.
A veces sólo cierras los ojos, tragas saliva y sonríes…