Es el otoño por Alejandra Flores

Han pasado casi tres años, no hago la cuenta de tu ausencia porque le temo al tiempo

Me pregunto si algún día vas a desaparecer, tu fantasma se recuesta conmigo todas las noches y me hace llorar. A veces cierro los ojos y me acuerdo de como me paseaba en calzones por tu casa, fueron veranos felices otras más los cierro y me veo tirada en el sofá con una caja de diazepam y con mi madre frente a mi, furiosa, con las lágrimas brotando. ¿Cómo se hace para olvidar?. Es el otoño el que me pone así, los colores rojizos, el frío. ¿Te has fijado que en esta época del año el sol desciende de manera distinta? y siempre a las 12 en punto te apareces en mi memoria como un rayo deslumbrante, me dejas ciega. Cada año te hago un ritual de despedida, me imagino que estás muerto pero cuando estoy encendiendo la veladora llega un mensaje tuyo y lo vuelves a arruinar todo y mi dramático ritual acaba ¿tienes la cuenta de las veces que me has jodido la vida? me hubiera gustado que fuera al revés, ser yo la que disfruta ver cómo te retuerces de dolor, como te ahogas con tus lágrimas, ser yo la que tiene el poder supremo de destruirte, la que tiene poderes mágicos para mandarte a la chingada, pero resulta que no es así. Lo duro es pensar que estaré condenada a repetir este ritual durante toda la vida, sin cambios, porque en este caso y me aterra pensarlo “Tu si eres para siempre”. El otoño dura tres meses, tres largos meses soportando una bola de lágrimas en la garganta y después viene el invierno que es aún más ensordecedor, más oscuro, un texto de Gogol, así de trágico. Gracias por la inspiración pero estoy devastada, necesito que llegue el verano.

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