No podía ser de otro modo: en el último fin de semana del Festival Internacional Cervantino, la Alhóndiga de Granaditas dio cabida a música para jóvenes. El sábado se reservó para festejar con los Rastrillos, banda de reggae mexicana reconocida a nivel internacional, sus 30 años como agrupación, y fueron muchos los espectadores que decidieron sumarse al memorable aniversario, pues al ser una banda veterana, el espectro de sus fanáticos abarca a varias generaciones. La Alhóndiga estaba casi llena; rostros sonrientes de la bandita buenavibra la poblaban bajo un cielo despejado, interrumpido ocasionalmente por estelas de alegre humo aquí y allá.
La apertura del concierto estuvo a cargo de Los aguas aguas, banda oriunda de Xalapa, Veracruz, con cientos de seguidores en todo el país debido a su particular mezcla del reggae con el son jarocho, entre otros géneros. Los músicos salen a escena saludando joviales y llenos de energía, sus instrumentos de viento se hacen sonar y la función comienza. El público está de pie, siguiendo el ritmo con su cuerpo y dejándolo fluir hasta que las plantas de sus pies zapatean al jocoso ritmo. El entusiasta cantante de la banda solicita al público que dejen de mirar al frente y se enlacen con alguien de junto para compartir la siguiente pieza, se conozcan o no; tal maniobra pone a algunos románticos, a otros incómodos y algunos más nos sentimos nerviosos; en breve, cientos de parejas enlazadas se dejan llevar por el momento.
El reggae no es un género extraño para los guanajuatenses, al contrario, uno de los bares más populares de la ciudad, por ejemplo, es especialista en este género y hay algunas bandas locales también dedicadas a él. Es por ello que para nadie resultó extraño ver a una niñita bailar eufórica al frente del escenario, misma que conmovió tanto al cantante que la invitó a subir; fue muy emotivo ver a un ser tan joven disfrutar de una de las noches más impactantes de su vida, pues la pequeña pasó del nerviosismo a la euforia haciéndonos sonreír con ternura. Más tarde, la banda se despidió con su canción más famosa, “La playa”, con un considerable coro por parte de la audiencia.
Sin hacerse esperar más, los Rastrillos llegaron para encargarse de mantener la alta energía que sus antecesores dejaron. La gente se replegó hacia el frente, las estelas de humo se hicieron más frecuentes y de más variados productos combustibles, perfumando el ambiente en un sentido muy ad hoc a la cultura de este género musical.
Todos coreaban las canciones y un mar de pantallas de celular se manifestaron veloces ante las canciones más conocidas. El cantante tuvo a bien dedicar una de sus rolitas a los promotores de la cultura, exaltando la importancia de sensibilizar al pueblo para transformarlo, para hacerlo consciente de la importancia del respeto, algo tan dicho, pero tan poco analizado. Tiene razón, el arte, la cultural, sea cual sea, educan al hombre en un sentido ético de respeto, empatía y tolerancia, para que luego no anden por ahí diciendo que no sirve para nada, que no es funcional.
El concierto terminó con un dueto entre ambas bandas, quedando de manifiesto la clase de artistas que son: aquellos que le tienen verdadero amor al arte y que, aun después de tantos conciertos dados, disfrutan y se deleitan sorprendiendo a su público. Sus rostros de satisfacción quizás superaban los nuestros.
Rastrillos | Los Aguas Aguas
30 aniversario
26 de octubre de 2019
Explanada de la Alhóndiga
Fotografía: cortesía FIC