Se nos dio el libre albedrío, en el que se incluye todo menos la elección de tu nombre o al menos hasta que tengas supuesto uso de razón pero, ¿qué pasa si la libertad no es cuestión de servirte la leche antes del cereal o al contrario? o ¿qué pasa si la persona que elegiste para amar fue realmente por la idea que crearon los demás en ti? Nos encontramos atrapados en la rutina y peor aun en un círculo sin fin, desde que llegamos a este mundo se nos dice constantemente que debemos hacer y que no, la estructura social tiene bien definidas sus reglas así como también la naturaleza nos encierra en el nacer, crecer y morir.
En la novela “El apando” de José Revueltas se muestran las dos caras de la moneda, esta sin escapatoria del objetivo con el que fue creada y escuchando constantemente su valor acuñado, la sociedad va creando su contexto y moldeándote en tu desarrollo, te encuentres dentro o fuera de la prisión sigues formando parte del sistema. Dentro se tienen horarios y actividades que cumplir e incluso muchos afirman que su destino era morir ahí, afuera se hace lo mismo desde que sale el sol hasta que desaparece incluso siendo vigilados pero esa realidad sin tanto toque de crueldad.
El círculo sin fin establece la libertad dependiendo de lo que te dicen a lo que quieres escuchar.
