Portrait of a Lady on Fire por Octavio González

Céline Sciamma, es una guionista y directora de cine francesa. La filmografía que presenta se encuentra altamente enfocada en el minimalismo. Su puesta en escena y atmósfera suelen carecer de diálogos, concentrándose directamente en los campos de la apreciación, estilización y texturas. El conjunto se traduce en una extraña captura implícita de sensaciones que permiten al espectador crear sucesiones crecientes de cúspides enardecedoras.

La literatura universal, mitología griega e influencias cinematográficas juegan un gran papel crucial en sus historias, las cuales suelen concentrarse en la identidad de género e incertidumbres causadas por emociones que se escapan de nuestro control.

“Portrait of a Lady on Fire”, es su trabajo más reciente y reconocido hasta la fecha. Con esta cinta, ella se ha logrado posicionar como una de las directoras más interesantes dentro del cine de arte universal. Personalmente, considero que Sciamma cultiva el interesante legado artístico de cineastas femeninas contemporáneas como Lynne Ramsay, Sofia Coppola, etc.

 

La película es enteramente contemplativa, su fuerza radica en elementos cinematográficos que requieren concentración. Las texturas, el estado de ánimo de las protagonistas y las metáforas implícitas son pilares esenciales para entender lo que Sciamma trata de transmitir.

El filme se desarrolla en algún momento a finales del siglo XVIII, en una isla de Gran Bretaña, donde la joven pintora Marianne (Noémie Merlant) acaba de llegar con un extraño encargo: ella deberá pintar en secreto a la noble Héloïse (Adèle Haenel). Este encargo viene por parte de un hombre Italiano, que anteriormente estaba comprometido con la hermana de Héloïse (la cual se ha suicidado). En base al retrato que Marianne pinte, este hombre podrá decidir si la quiere o no como esposa. Héloïse acaba de abandonar un convento benedictino, y se rehusa a casarse. Dado esto, Marianne va cultivando lentamente un fuerte lazo de amistad con ella, pretendiendo estar allí simplemente como una compañera. Marianne pinta clandestinamente su retrato, y esto cae en un ejercicio de confianza fundado en la traición.

La historia se puede ver desde el ángulo de la deconstrucción de la mirada masculina.

Sciamma, desde su posición femenina, logra conectar con la psicología de las protagonistas. Héloïse vive en una gigantesca casa que se encuentra vacía en alma y corazón.

Las tristes habitaciones sin amueblar y los pasillos de piedra hacen sintonía con el molesto crujido de las chimeneas. En el exterior, todo lo que se escucha es el estruendoso ruido del viento y las olas. La soledad y desesperanza se van convirtiendo en una nueva posibilidad, Marianne comienza a despertar el interés por el arte a la reprimida Héloïse. Cuando Marianne la ve por primera vez a la orilla del mar, Héloïse se apresura hacia un acantilado.”He soñado con eso durante años", dice ella. “¿Morir?", Marianne pregunta. "Correr", responde Héloïse.

 

La espeluznante y desoladora monotonía se entrelaza con algo mucho más profundo: la belleza de una vida juntas, por muy efímera que sea. Las miradas sutiles se convierten en el florecimiento de su amor. La joven ama de llaves, Sophie (Luàna Bajrami), parece ser la única compañera habitual de ambas, el trío de mujeres crea momentáneamente una especie de unidad familiar, un hogar cálido al cual acudir.

La película es un espectáculo de momentos de intimidad y pasión, los cuales debes encontrar por tí mismo. “Portrait of a Lady on Fire” construye emociones de manera exponencial.

Esperamos ansiosamente, de la misma manera que Orfeo esperaba volver a ver el rostro de su amada Eurídice.

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