Afuera por C. Malagón

 

Le pregunté de inmediato si aún sentía algo,

-aquí solo se siente frío, y ganas de gritar"-

-¿Porque no gritas? le pregunté-

-¿quien me escucharía? No quiero dar lastima, aquí estoy y aquí tengo que quedarme, aunque el eco sea demasiado me he acostumbrado a hablar conmigo y a estar completamente solo.

No supe qué decir, lo mire con cierta tristeza.

¿puedes decirme como es allí? – me pregunto al momento.

-¿dónde? – Contesté yo.

allá afuera, dónde tú estás, dónde habitan muchos como tú… cuéntamelo.

Entonces comencé a hablar.

Historia Anterior

Un viajero y un dhol Por Joan Carel

Siguiente Historia

Alaskalaska: de London con amor