Le pregunté de inmediato si aún sentía algo,
-aquí solo se siente frío, y ganas de gritar"-
-¿Porque no gritas? le pregunté-
-¿quien me escucharía? No quiero dar lastima, aquí estoy y aquí tengo que quedarme, aunque el eco sea demasiado me he acostumbrado a hablar conmigo y a estar completamente solo.
No supe qué decir, lo mire con cierta tristeza.
–¿puedes decirme como es allí? – me pregunto al momento.
-¿dónde? – Contesté yo.
–allá afuera, dónde tú estás, dónde habitan muchos como tú… cuéntamelo.
Entonces comencé a hablar.