Cuando yo era como vos,
La muerte sólo se presentaba en la pantalla chica,
Aparecía como un accidente de avión ocurrido en un país extraño,
Aparecía como una masacre terrorista en un país europeo,
Aparecía como una estrella de rock cansada de la excéntrica fama,
Aparecía como lo que le pasa al villano al final de la telenovela.
Cuando yo era como vos,
La muerte era sólo un número,
Una noticia periodística de último momento,
Los últimos 15 minutos de una película de acción,
Era algo lejano y ajeno a nuestros juegos de mesa,
A nuestras escondidas, a nuestros tazos y a nuestras matatenas.
Cuando yo era como vos,
La muerte era tan real como Santa Claus y los Reyes Magos,
Era sólo un relato inventado por los adultos para asustarnos,
Algo así como el chupacabras y la llorona,
Algo así como la calaca del Día de Muertos,
Un monstruo vestido de negro amenazándonos con su oz.
Pero a veces los monstruos son reales,
A veces el tiempo nos alcanza mientras jugamos a las encantadas,
A veces nuestra fecha de caducidad se nos presenta sentenciosa,
A veces los ojos se cierran y deciden no abrirse nuevamente,
A veces nos despertamos sin la calidez de nuestros seres queridos,
Y a veces nos encontramos vestidos de luto y no sabemos por qué.
¿Por qué la fatalidad nos asecha?
¿Por qué el tiempo de recreo se acaba?
¿Por qué estamos condenados?
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
Me gustaría aclararte tus tantos porqués,
Pero cada uno está obligado a encontrar sus propias respuestas.
Llora que para eso te han dado los ojos,
Chilla que sólo así las lágrimas nos abandonan,
Maldice porque a veces la vida es injusta,
Declárale la guerra a tu peor enemigo que es la Tristeza,
Gime y laméntate todo lo que quieras,
Porque la calaca es la terminadora de todos los juegos.
Llora, pero no le des la espalda a la memoria,
Llora, pero por lo que más quieras,
No olvides los abrazos y los besos,
Lleva a los difuntos contigo en tu corazón,
Llévalos contigo en los recuerdos
Y así estarán contigo en lo eterno,
¡Llora!
Pero no olvides…