Discriminación, segregación, racismo, antisemitismo, xenofobia y sexismo son elementos que aun hasta la fecha el mismo mundo no puede superar y aceptar. Nos enfrentamos cada vez más contra sociedades que limitan más al ser humano y desfragmentan sus ideales conduciéndolos por caminos de dolor y violencia. Esta película golpea lo más profundo de nuestra conciencia y deja una semilla de duda, una semilla necesaria para concientizar más a nuestro mundo y a nosotros mismos. Esta es American History X.
Es hora de poner la Alfombra Roja a un director que merece que ser aplaudido de pie: Tony Kaye. Un director que busca exponer las roturas y coyunturas de la sociedad moderna, y sus efectos dejados por la ignorancia, intolerancia y falta de consciencia cultural.
Tony Kaye es un director prestigioso que por su poderosa maestría visual y por la mezcla de imágenes tan contrastantes y vivaces se le han reconocido fuertemente todos sus trabajos: Lake of fire (documental contra el aborto) y el excelente drama Detachment. Realizando excelentes comerciales, videoclips, trabajando con grupos como Soul Asylum y su “Runaway Train”, Red Hot Chillie Peppers en “Dani California”, dando así referencia que sus inicios en este tipo de labores le darían pauta para saltar como un director de films reconocidos.
Participando con grandes como Roger Waters en “What God wants” y Johnny Cash en su magnífico vídeo “God’s gonna cut you down” donde podemos ver la presencia de más de veinte artistas entre ellos músicos, cantantes y actores, por ejemplo: Keith Richards, Flea, Bono, Travis Barker, Chris Martin, Amy Lee, Adam Levine, entre otros.
Fue gracias a American History X que sirvió como punta de lanza para introducir al público a su gran trabajo como director, donde demostró con gran soberbia como esta película se ganó el respeto como un film visual y de perspectiva contundente. Entre sus ingredientes más densos tenemos las actuaciones de Edward Norton y Edward Furlong que nos llevan de la mano con la intensidad de la película desde el brutal inicio hasta el desgarrador final.
Edward Norton es uno de los actores más infravalorados de la industria tanto como un “monstruo” en el escenario por sus excelentes actuaciones en películas como Primal Fear, Fight Club (considerada de culto), The Illusionist, The Grand Budapest hotel, y entre sus últimos films Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance) del gran director mexicano Alejandro González Iñárritu. Norton logra por su versatilidad inyectar a cada uno de sus caracteres un pilar de inteligencia logrando que sus personajes sean consistentes, frescos y mantengan balance en la película. Fue el mismo director Tony Kaye quién a sabiendas del comportamiento quisquilloso de Norton por involucrarse en el guion y en el proceso creativo de sus películas, acepto sumarlo para que modificara el guion dándole su sello elocuente y ácido.
La trama de la película nos lleva a Los Ángeles en Venice, comenzando con Derek Vinyard (Edward Norton) representante y cabeza oficial de una sociedad “neonazi” quien fue tomando el poder de liderazgo al estar reclutando jóvenes indecisos dentro de una sociedad cuyos ciudadanos mantienen un odio y desprestigio por los inmigrantes, afroamericanos, hispanos y asiáticos. Tras el homicidio de un integrante de una banda de asaltantes afroamericanos es condenado a 3 años por ser solo considerado homicidio en defensa propia. Danny Vinyard (Edward Furlong), su hermano comienza a introducirse en el mismo mundo “skinhead” que su hermano mayor dándose un renombre propio y saliendo de la sombra del mismo, y es el propio Derek quién tras los traumatizantes sucesos dentro de su encierro genera una conciencia profunda y renuncia por la vida de odio e ira que llevaba, indicándole a su hermano Danny que ese tipo de vida fue lo que lo condujo a prisión y a algo peor.
Gracias al ojo artístico de Tony Kaye mezclando escenas en blanco y negro así como entregándonos escenas con una fotografía matizante y exquisita dándole una atmosfera más envolvente a la película.
La historia nos conduce por espirales y parábolas excelentemente bien construidas de tal manera que vamos sumergiéndonos poco a poco en la vida de la familia Vinyard, nos plantea su apertura en un digerible comienzo hasta el clímax de la película donde se nos obsequia una de las citas más impactantes hacia una sociedad que cada vez más busca la desfragmentación de todos sus círculos, y el devastador final que nos enfatiza la causalidad e importancia de nuestros actos en nuestra sociedad y con las personas que convivimos día a día.
El rodaje de la película comenzó sin sobresaltos, pero debido a la visión única de Tony Kaye al querer mostrar una Opera Prima única y perfecta creyendo que había concebido una Obra Maestra, fue poco receptivo a sugerencias dadas por el mismo productor de New Line Cinema haciendo que Tony Kaye comenzará a perder los estribos y ante su tensión en aumento se le negó la entrada a la sala de edición. La película contenía 40 minutos más de material que fueron removidos lo cual genero un fuerte descontento con el director, y ante la pérdida de estribos del mismo, este pidió que se le quitará de los créditos cambiando su nombre solo a “Humpty Dumpty” sin tener éxito dando como una lección final al director de actuar lo más profesional y remover el factor “ego” de esta ecuación.
La película tuvo una excelente recepción gracias a que además de abrir umbrales como un film de contenido antropológico y social sin caer en lo burdo de lo académico, esta crítica dramática e indirectamente y con gravedad el cáncer del racismo y divisiones echas por la sociedad norteamericana que en respuesta genera miles de disturbios, burocracia y patologías dentro las familias estadounidenses.
Valiéndole su segunda nominación a los Premios de la Academia a Edward Norton cuyas actuaciones nos muestran un dominio excelente y un profesionalismo actoral que nos deja clavado a sus personajes e interpretaciones, pues es Norton quién adapta el personaje a él y no hace que él se adapte al personaje.
https://www.youtube.com/watch?v=_a8mCQG2vMw
American History X, a pesar de datar del año 1999, sigue siendo utilizada como un lienzo perfectamente combinado entre un contexto dulce amargo, actuaciones majestuosas, un guion meticuloso y milimétricamente bien realizado, y como su joya de la corona: la gran fotografía de Tony Kaye que nos envuelve en este film que sin duda rascará las capas más ásperas de nuestra consciencia y nos atará a un lazo que nos involucre a mejorar como sociedad, personas y humanos.