AMLO y su legítimo monopolio de la protesta pública Por: Moisés Campos

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El pasado domingo, 18 de febrero de 2024, se llevó a cabo en más de 110 ciudades de la República Mexicana y en las principales ciudades del mundo donde residen numerosos mexicanos, la Marcha por la Democracia, que, según cifras de los organizadores, concentró a medio millón de personas en el Zócalo de la Ciudad de México. Esta plaza emblemática, conocida durante el virreinato como la Plaza Mayor, es donde se concentran los poderes.

Dicha marcha es la respuesta al tercer intento de realizar reformas de fondo al sistema electoral que organiza las elecciones de todo el país, y que este 2024 representa el reto de llevar a cabo las elecciones más grandes de la historia. En lo que concierne a la lucha por la democracia en México, es un área relativamente nueva. En los años noventa, el escritor Vargas Llosa definió a México como la “dictadura perfecta”, esto en respuesta al poder hegemónico que representaba un solo partido en el poder, y la silla presidencial solo pasaba de mano en mano.

La recién nacida alternancia la conocimos a inicios del milenio, con reformas de fondo al sistema que hoy reina y que llevó al poder al actual presidente, AMLO. En este artículo, espero poder dar suficientes argumentos por los cuales considero que AMLO desea acaparar el monopolio de la protesta pública y cómo posiciona la agenda pública todos los días desde la mañanera para hablar de los problemas que aquejan a todos los ciudadanos.

Consideremos a AMLO como el mejor creador de cajas chinas, mientras el país se hunde en problemas de seguridad en todo el territorio: extorsión, narcotráfico, robo, desaparecidos; con una sequía extrema en las principales ciudades, incluida la CDMX que se espera un día cero (sin agua) en junio de este mismo año; el supuesto financiamiento del narco en la elección de 2006 de AMLO, el aumento de la violencia a los periodistas; la migración por inseguridad y por falta de oportunidades; solo por mencionar algunos.

Mientras todo esto ocurre, AMLO inventa proyectos que van desde la mega farmacia, el tren Maya que no funciona, el boicot de los mamuts que se entrometieron en los trabajos del aeropuerto Felipe Ángeles que no despega, con todo esto se le ocurrió la gran idea al estilo priista de los setentas de convocar a las bases de Morena para realizar una mega marcha en respuesta a la gente que procura la defensa de la democracia.

Un dato, después de una megamarcha que realizaron el Movimiento Estudiantil en 1968 que fue reprimida por el ejército, Díaz Ordaz convocó a una marcha con varias personas de las bases, que respondieron los trabajadores de varios sindicatos que servían como base del partido priista a través de Fidel Velázquez, ya sabemos cómo terminó esa tragedia.

Mientras el hombre de paja, entiéndase como la principal falacia que este tipo repite todo el tiempo, se dedica a intentar controlar la agenda pública, todos los medios internacionales apuntan a una intervención desde el poder a la democracia. El jueves 22 de febrero de 2024, el afamado medio estadounidense New York Times dio a conocer una investigación donde se detalla el financiamiento en 2018 a AMLO a través de sus hijos, los cuales ciertos narcotraficantes confirman sus dichos con supuestos videos donde se les ve recibiendo dinero del crimen.

El sexenio ya casi a su término y en menos de 5 semanas la agenda pública no la impone el faraón setentero, sino todos los escándalos y tratos de impunidad que se fueron tejiendo para garantizar la entrada de la izquierda en México. Mientras se espera que los beneficiados de los principales programas de gobierno participen en una marcha para contrarrestar toda esta oleada de señalamientos de narcotráfico, la imposición de tratos de impunidad, el negocio de los amigos de los hijos de AMLO y las megaobras que se van más como mamuts (o elefantes) blancos.

Para dar algún tipo de conclusión, a mis ojos el monopolio de la protesta pública ya no le pertenece al presidente, ni a su partido; el aparato que han creado solo replica el viejo sistema priista vertical que conocemos por décadas, sin embargo, para los más jóvenes la historia política no tiene cabida en vivir en un país donde no existe la democracia o es el estado el que te persigue.

Hoy no solo el estado te desaparece, también su brazo armado, que no es propiamente el ejército, sino su élite de prófugos con los que ha pactado impunidad, el narcotráfico. Aquí seguiremos viviendo en un mundo al revés, lamentablemente a nuestro querido Chabelo no le tocó remirar el fin de sexenio de AMLO.

Vamos a ver cómo es el mundo del revés, así la realidad donde estamos.

 

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