Blade Runner por Diego Martínez

Dentro de la categoría de Ciencia ficción nos encontramos con tópicos que buscan batir ese punto filosófico y social del ser humano que profetice su futuro inevitablemente llevándolo a una utopía o desencadene el final de la raza humana. El film precursor y de culto que nos adentra a este nuevo rostro de la vida futura siendo una de las de mayor impacto en la ciencia ficción y legado de grandes obras futuristas es: Blade Runner.

 

Partiendo de una de las ramas contemporáneas favoritas y con mayor temática en el siglo XXI: el Cyberpunk. Esta rama nos brinda visiones de un futuro distópico y post-apocalíptico donde condensa la incertidumbre y la desesperanza donde los grandes corporativos rigen con totalitarismo poderes políticos y militares abusando y marginando sectores sociales, haciendo que cada vez más el ser humano dependa a su ciento por ciento de la tecnología alejándolo de su consciencia humana. El Cyberpunk se vuelve contundente dentro de este nuevo siglo precisamente por el empuje tan fuerte de la tecnología, informática y robótica en la vida humana cuestionando hacía donde nos está orillando como raza.

 

El director de esta obra magna es el versátil Ridley Scott, quién su fama lo precede por la realización de otros films grandiosos como Alien: el octavo pasajero, Gladiador, Hannibal, Black Hawk Down y The Martian. Se le considera como un visionario dentro del cine, ya que impacta visual  y auditivamente explotando asombrosamente cada sentido sin perder el enfoque cinematográfico. Scott hace que los umbrales sensoriales participen como “actores” principales dentro de sus obras generando un ambiente más envolvente y con mejor calidad para sus films.

 

Blade Runner es una adaptación de la novela de Philip K. Dick – ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?-  de 1968, el filme se sitúa a inicios del siglo XXI de nuestra actualidad, donde los hombres empleando ingeniería genética han desarrollado seres llamados “Replicantes” que son superiores a la raza humana en fuerza y agilidad, pero iguales en inteligencia, sin embargo careciendo de una respuesta emocional y empática. Después de una rebelión por parte de los Replicantes, éstos fueron exiliados de la tierra y un cuerpo policial especializado llamados- Blade Runners – encargados de encontrar y “retirar” los Replicantes que aun residan en la Tierra.

 

Para descubrir quién es un Replicante se utiliza una prueba de empatía llamada Voight-Kampff, una herramienta parecida a un polígrafo que mide la respuesta emocional del individuo, normalmente tomando de 20 a 30 preguntas el distinguir a un Replicante. Sin embargo, dentro del film los Replicantes más avanzados (modelos Nexus-6) se les injerta recuerdos con el fin de tener una base emocional preestablecida haciéndolos más humanos y dificultando la prueba, pero con un límite de vida de 4 años en respuesta a un posible desarrollo emocional inestable.

 

El film cuenta con la composición musical echa por el compositor griego Vangelis quién desarrolla este estilo retro-futurista que combina melodías de música clásica junto con sintetizadores fuertes muy marcados de la época de los 80’s y un evanescente saxofón y sonidos de jazz/blues, que hace de la película un exquisito vaivén de melodías amalgamando ese ambiente de cine negro y distópico que entrelaza la naturaleza humana y su caótico futuro del que provee el film.

 

El filme nos entierra bajo una avalancha de disyuntivas postmodernas humanas, demostrándonos como escenario una ciudad en decadencia y azotada por el capitalismo extrapolado a todos sus niveles: vemos basura y basura en las calles, tráfico por doquier, mercados merodeantes y el contraste de una lluvia gris incesante que como simbolismo desea inundar y limpiar todo lo ruin de esta sociedad que lleva a desfragmentar al humano entre frialdad, egoísmo, crueldad sin inmutarse limitándose a centrarse en la búsqueda de su propia identidad.

 

Rutger Hauer es quién interpreta a Roy Batty, este infame Replicante, Hauer ya contaba con el guion exacto en el momento cumbre en la escena final del film, sin embargo el fragmento lo considero largo y muy elaborado, él deseaba una frase que combinará “una conversación de Opera” con Alta tecnología, así que corto el párrafo limitándose a decir: – He visto cosas que las personas no creerían. Atacar barcos en llamas más allá de Orión. He visto rayos- C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Hora de morir. –este monologo fue aplaudido por haber brindado una de las frases más representativas, brillantes y emocionalmente fuertes dentro de toda la historia del cine.

 

El legado de Blade Runner se inmortalizo poco a poco por demostrar ser un film de ciencia ficción no tradicional en una época en la que abundaban historias fantásticas, galácticas y de extraterrestres (Star Wars, The Andromeda Strain, The Thing) pues destaca por su temática en un futuro ahogado en caos y con un mensaje moral profundísimo, siendo el mal de este el mismo ser humano en vez de depender de razas extraterrestres o síntomas galácticos.

 

La piedra angular dejada por Stainley Kubrick en 2001: A Space Odyssey, es la que abre camino a cuestiones de naturaleza humana, inteligencia artificial y vida extraterrestre, y es Blade Runner así mismo quien toma la estafeta y se adentra a estos nuevos enlaces ficticios de carácter humano. A su vez en Oriente resuena el Cyberpunk, brindando también obras maestras del anime adelantadísimas a su época como Akira, Ghost in the Shell, Armitage III y Battle Angel Alita. Particularmente Blade Runner y Akira se les considera hermanos y los catalizadores de expandir el género en ambos lados del mundo por sus monumentales historias.

 

Prueba de ellos tenemos ejemplos contundentes en films contemporáneos como Terminator, Total Recall, The Matrix (trilogía), The Minority Report, Elysium, Chappie, Ex Machina entre otros.

 

Blade Runner se coloca como uno de los films más condecorados de ciencia ficción de todos los tiempos no solo por demostrar el crecimiento desmedido de la tecnología en la vida humana de una manera moralmente cuestionable (y posible) sino por hacer uso de la filosofía como arma fundamental y poderosa indagando entre los límites que llevará a la sociedad a autodestruirse, o reconfigurarse y llevar a una consciencia colectiva donde todos los humanos coexistamos en armonía con la tecnología sin perder nuestra humanidad y frágil naturaleza.

 

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