Bolaño se nos adelantó por Miguel García Q.

Queremos escribir desde la muerte, desde la ansiedad, desde la impotencia y la inclusión. Queremos escribir y gritar desde un lugar perdido en las profundidades de un infierno silencioso y tristemente normalizado, como Sonora, Tijuana o la Ciudad de México; y a la vez vagabundear en la nostalgia de un país europeo, empapándonos del vino barato y la poesía impublicable, sumergidos en ese vaivén eterno entre el falso odio a la literatura y el amor a las letras anárquicas. Lamento decirles esto: Bolaño se nos adelantó.

Los sinsabores del verdadero policía (Anagrama, España, 2011) nos cuenta la vida de Óscar Amalfitano, cuarentón, traductor y profesor de filosofía en la universidad de Barcelona. El hombrecito disfruta de la poesía y está enfermo de nostalgia a causa de la pérdida de su esposa, Edith Lieberman, desde entonces Amalfitano vive a solas con una hermosa hija: Rosa, una jovencita inteligente, caprichosa y de pocas palabras. Justo cuando Amalfitano cree recomponer su camino, descubre su latente homosexualidad, pues conoce a Padilla, un alumno suyo que trae consigo el paquete completo de la bohemia y la desesperanza: joven, novelista, promiscuo e iluminado ante cualquier encrucijada que pueda presentársele. Ésta relación ocasiona el despido de Amalfitano en la universidad, obligándolo a irse del país en busca de un nuevo trabajo, el cual, sólo aparece a mitad del infierno: Santa Teresa, al norte de México, probablemente Sonora o Tijuana, un sitio donde mira desde detrás de los aparadores a esa constante miseria-infernal-latinoamericana, marcada magistralmente en el encuentro con un niño de 12 años, el cual lo jala del brazo y lo lleva a una calle oscura y entre dos autos destartalados le hace señales de que ese es el sitio: ahí puede prestarle su cuerpo a cambio de unos pesos. Amalfitano se estremece y le da un par de billetes y le pide que se vaya, detrás escucha lamentos de una mujer, los cuales, bien podrían significar los gritos de todas las desaparecidas al norte del país, todas las desaparecidas hechas una.

La historia transcurre entre la relación epistolar con Padilla, el cual, le cuenta sus desventuras amorosas y el proceso creativo de su novela El dios de los homosexuales; alternándose con la descripción de las obras de un novelista italiano, J. M. G. Arcimboldi, y la biografía de una matón producto de la sucesiva violación de todas sus antecesoras: Pancho Monje Expósito… No puedo decir más, creo haber llegado al límite, esperando que esto pueda servir no sólo como una sugerente invitación a leer Los sinsabores del verdadero policía, sino también exponer la brecha temática que abre Roberto Bolaño con esta novela, mostrando el camino del escritor o escritora latinoamericana, que rodeados de un mar violento, de una latente guerra con el narcotráfico, de una situación extrema en cuestiones migratorias y a la vez, un eterno conflicto con el escritor mismo y lo que se atreve a escribir, creando así una narrativa donde la ficción sirve de trampolín para la realidad, sí, una realidad monstruosa e inevitable, que ante la impotencia de no hallar paz ni justicia en ningún sitio, DE NO PODER HACER NADA, encuentra la documentación como una salida de emergencia. Bolaño lo sabía, y no necesitó ninguna bandera o distinción para soltarlo. A eso bien podríamos llamarlo: tener una responsabilidad creadora.

 

 

Miguel García Q.

Escritor, fotógrafo y gestor cultural. Tallerista de fotografía en el Centro Regional Cultural de Ecatepec (enero 2016 – diciembre 2018). Estudiante de la licenciatura en Creación Literaria, UACM. Publicado en diversas revistas independientes como Catálisis, Pez Ciego, Escrófula, Huraño, etc. Actualmente soy director de la revista literaria “La Pulcata” e instructor/tallerista de fotografía en Casa del Lago (UNAM), periodo 4, 2019.

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