Ayer hizo un año de la última vez que te vi, y debo decir que no supe que sentir, habían pasado 457 días desde aquella vez que salimos corriendo con tal de no volvernos a ver. No podía creer que recodara esas fechas y que olvidara la Toma de la Bastilla (no se si recuerdes que Historia era mi materia favorita, si no lo recuerdas no te culpo, esas cosas insignificantes cualquiera las olvida).
Noté esa típica mueca qué haces, tu cabello estaba un poco más corto de lo que acostumbrabas, y usabas negro, no sabía que te agradara tanto para vestirlo, tus ojos (ya sé que sonará tan cliché) tenía ese brillo especial que tienes por las noches.
Es la 1:04 de la mañana, y estoy escribiendo esto, (como si lo llegaras a leer), pensando si tú también recuerdas ese día como yo.
Salió “Sognare” en mi lista de reproducción (¡en modo aleatorio, lo juro!) tal vez ya ni te guste esa música, tal vez ya no te sientes adolescente cuando escuchas esas bandas, jamás creí que diría esto, pero creo que es nuestra canción, o bueno mi canción, ya sabes, por lo qué pasó.
Verte siempre es como observar una estrella fugaz, dura segundos, pero da paz, con esa mirada quebrada que acostumbras dar. Siempre fuiste silencioso, misterioso y sigiloso y hasta la fecha sigues así.
Esos segundos que duró nuestro furtivo encuentro, fueron tan irrepetibles, porque aunque pertenezcamos a diferentes galaxias, ahí estarás.
Como dice la canción “seré frío, pero honesto”, desde ese día, finalmente, después de mucho tiempo, creo que estoy libre, pero a pesar de eso, ahí estarás, porque siempre estás tú.