Hubo humo y chispas en todo el lugar, hubo humo.
Le concedí unos minutos de mi tiempo, y eso bastó para convencerme de que tenía que darle toda la vida.
Y la cera de los sardines se olvidó de ti. Año tras año.
Mil rostros, mil rostros salían de su faz, sin poder decidirse por uno.
Primero los chilaquiles, y ahora esto.
por Daniela Ávila / Ina Trujillo / Luis Meister / Josafat Ram / Miguel Toral