Contrapuestas y apocalípticas emociones: Monsieur Periné por Joan Carel

Fotografía: Gabriel Morales

La presentación de Monsieur Perine en el 52 Festival Internacional Cervantino inició con un sabor agridulce. Afortunadamente, después del primer tercio, se impuso lo bueno.

El comienzo, aunado a que el volumen de las bocinas estaba demasiado alto, fue un poco desalentador, no porque la calidad de los artistas fuera poca, sino porque no coincidía con el sonido tan característico que hizo famosa a la agrupación y que  gran parte de los asistentes mexicanos, sin ser fans, conocía.

Aunque han sido ganadores del Grammy latino por su propuesta alternativa, donde convergen diversos géneros, los primeras piezas del concierto tenían un estilo pop muy marcado; eran boleros y había una excelente instrumentación, pero las letras se sentían muy cercanas a las del reggaeton (“Prométeme”, “Volverte a ver”), lo cual no tiene nada de malo, pero no era lo esperado.

Varios asistentes optaron por salir del  recinto, quizá por la falla ensordecedora del audio, el estilo de las canciones o la falta de ese ‘algo’ tan cautivador en la voz de estudio. Para quienes resistieron un poco más, el espectáculo dio un giro: el jazz, el swing, la cumbia e incluso el chachachá tomaron poco a poco su reinado.

Su cover tan aclamado de “Sabor a mí” llegó para encender los ánimos; sin embargo, la emoción volvió a decaer con los ritmos un tanto monótonos en “Mundos paralelos”, “La sombra” y “Mala Yerba”.

El sonido particular de la colocación francesa reavivó todo con “Tu m’as promis”, a lo que siguieron unas hermosas cuerdas y mayor folclor en “La pea”. Luego, una canción que rompió con la bonita energía, por eso no la nombraremos, pero la llegada del “Bolero apocalíptico”, mismo nombre de su más reciente álbum y motivo de su gira actual, encendió los cuerpos y los espíritus con la cumbia y un mensaje comprometido sobre las condiciones políticas latinoamericanas.

La voz de Catalina García, solista en la mayoría de las canciones, se había tornado mucho más interesante. En ese punto del concierto, tomó un descanso y fue una grata sorpresa escuchar a Santiago Prieto con “Me vas a hacer falta”, bolero en un ambiente más íntimo que se transformó en un cadencioso chachachá.

Fotografía: Gabriel Morales

El momento más emotivo fue cuando se rindió una ofrenda musical a la Cordillera de Los Andes. Catalina, a manera de oración, pronunció un discurso de amor y gratitud para ella. “Mi libertad”, acompañada por la bandera colombiana y efectos visuales que hicieron presente al agua en la naturaleza. Después, continuó el baile con “Hora loca” y “La muerte”.

Casi en la recta final del concierto, llegaron las canciones icónicas por su experimentación vocal e instrumental, esas que más de un asistente deseaba corear desde el principio o descubrió con sorpresa que sabía la letra por haberlas escuchado desde hace años en la radio o por accidente en las plataformas de streaming y redes sociales.

Fotografía: Gabriel Morales

Antes de interpretar “Nuestra canción” y “Bailar contigo” entre miles de lucecitas de los asistentes, la cantante señaló que esta banda es mexacolombiana y reconoció el talento de los músicos Darwin Páez en la batería, Roxana Valdes Taffur en la percusión, Eva Peroni en el bajo, Abstin Caviedes y Jairo A. Barrera en los vientos.

El final fue inesperado, el mensaje no logró comprenderse del todo; fue extraño con la vocalista dando indicaciones para el barullo de cierre a través de un megáfono y experimentando sonidos agudos. Al menos el público pareció quedar satisfecho.

Bolero apocalíptico
Monsieur Periné
18 de octubre de 2024
Explanada de la Alhóndiga

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