Sentada en una mesa para dos, ocupando un solo asiento.
Te veo pasar frente a la cafetería donde cada mañana tomo un expresso y te escribo
diferentes versos.
Aunque claro, no es de tu conocimiento;
Porque declararte mi amor sería declararme la guerra a mí misma.
Pues a sabiendas que tus ojos miran a alguien más, mi corazón decidió enamorarse de ti.
De ti, de tu voz, tu figura y tu esencia…
Y es que tan solo tu presencia a mí me volvió loca.
Ojala pudieras leer estos versos, ojala tuviera el valor de decirte lo que siento.
Pero mientras sepa que alguien más es dueño de todo aquello que yo anhelo contigo,
me resigno a hablarte en silencio.
Plasmando en papel todo lo que me imagino pero que nunca podremos ser.
De amores escritos más no confesados por Laura Navarrete
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