Dedicarse a la poesía por Gabriela Cano

Suele ser un motivo de pensar cómo decir una historia, una imagen. Pocas veces se dice que también es percibir a las otras: identificarnos con lo que lo que leemos hasta el grado cero (pensando en el mundo como un gran texto). ¿Cómo se habita un poema desde lo cotidiano? Desde el temor al insecto, a la muerte, al dolor, a la desaparición y desde el canto, desde la lengua indígena, desde la traducción, desde la lenchitud, desde la selfie.  Encuentro de Mujeres de Pie, ha iniciado su camino en el Museo de la Ciudad de Querétaro los días 18, 19 y 20 de Julio de 2019 y justo ha atravesado ese cuestionamiento. Pero también la forma en que se suelen realizarse eventos del tipo.

Romina Cazón, quién coordina el evento ha dicho en la clausura “tener un plan B”. Una traducción de algo que teorizamos pero que pocas veces no materializamos: sororidad. Escribir, la tarea en solitario que se imagina en un cuarto propio, es distinta ahora: conocer el trabajo de las escritoras y artistas,  sus proyectos para difundir la literatura pero desde la tiendita de algún lugar de Guadalajara. ¿Qué es la poesía de mujeres? Además de los géneros literarios, las críticas, las disciplinas y los distintos oficios y situaciones que cercan la vida de una mujer que escribe.

La poesía de mujeres es una red entre ellas: más allá del texto, más allá de la trama, más allá del perfomance, el visual ¿Cuál es la voz de la otra? ¿Cómo la reconozco? ¿Cómo me representa?  Esto es lo que está pasando con quienes escribimos y nos topamos con un patriarcado literario que domina las políticas públicas de México. ¿Cuál es el sueño de la otra? No es la validación es la irrupción. Más allá de las reseñas, de las editoriales, de las revistan que publican un ínfimo número de escritoras o de las cuotas de género. Esto es hacer poesía: aprender a hablar entre mujeres, entender las fobias sociales, las distancias, los límites y sus excrecencias y todas y cada una de las violencias.

Porque México fue el lugar de encuentro pero estaban ahí Colombia, Argentina, Uruguay, Tiawanaku y Estados Unidos. Cuando después de tres días de viaje, me encontré una casa sin luz, tenía que cambiar los fusibles: algo que siempre me dio temor. Pero después de darme cuenta  viajaron con sus propios medios desde sus lugares de origen y con la única certeza de que será recibida por otra compañera del Encuentro Internacional de Poesía se me olvidó eso. Podría morir achicharrada pero no pasó y eso me dará tiempo para conocer y leer a Yirama Castaño, Ixchel Mercedes, Avril Blanco, Anaclara Muro, Rosario Loperrena, Tania Carrera, Drapaudí de Mora, Monica Soto, Rocío Cerón, Romina Cazón, Carolina Villanueva, Anaité Ancira, Mónica Licea, Nadia Bernal, Ingrid Valencia, Paula Muñoz, Nayeeli Ocampo, Cecilia Juárez, Jordany Sánchez, Fernanda Cárdenas, Paola Gallo, Paloma Guzmán, Judith Santoprieto, Kim Jensen, María José VM, Laura de Abril, Zyania Vázquez, Mary Paz Mosqueda, Diana Durán, Alejandra Olson, Paulina Romero Barrientos. Ojalá suceda que, a través de este medio, ustedes también puedan acceder a su trabajo más que poético: vivo.

Historia Anterior

Jochim y la calle divertida

Siguiente Historia

Oculi: cinco por Luz Atenas Méndez Mendoza