Díganle a los niños que pueden ser escritores por Paloma Sheherezade

¿Hay una receta mágica para ser escritora? ¿Dónde radica la belleza de la literatura? Estas dos preguntas encuentran su respuesta en La bruja que se comió a Franz Kafka, obra de teatro a cargo del director tamaulipeco Ángel Hernández.

Dentro del marco del Festival Internacional Cervantino, también hay actividades para los más pequeños de la familia. Para muestra un botón, o mejor, el teatro de marionetas al aire libre. Magia, imaginación y mucho humor caracterizan esta obra de la compañía Ran Rataplán Teatro. La protagonista es Sodja, una bruja que desea convertirse en escritora.

La Plaza del Baratillo se llenó por completo de niños y padres expectantes ante las peripecias que inician el día en que Sodja invoca al mismísimo Franz Kafka con la intención de comérselo para lograr su cometido. El cautivado público acompañó a una serie de personajes a través de las cavilaciones de la bruja sobre comer o no comer al escritor, teniendo muy buena recepción por parte de los pequeños, quienes se emocionaron al participar defendiendo a Kafka.

Quizá lo más valioso de este evento sea la arriesgada apuesta por la literatura como una expresión sublime que vale la pena voltear a ver, un maravilloso mensaje que puede ser perfectamente recibido a cualquier edad. La historia se va concatenando para desembocar en una reflexión sobre el oficio del escritor.

“La literatura transforma”, se escucha a coro hacia el final de la obra de teatro. El público se lleva a casa una idea: con receta mágica o no, los dedos de unescritor son inconfundibles, pues llevan una mancha amarilla parecida al polen cuando hace renacer la palabra en flor”. Acabada la función, los niños se vuelven dueños de una verdad: sólo hace falta mirarnos las manos buscando esa mancha, para descubrir que somos capaces de crear literatura.

 

Ran Rataplán Tetaro
La bruja que se comió a Franz Kafka
15 de octubre de 2022
Plaza del Baratillo

Fotografía: cortesía FIC

 

 

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