2 Vanidad de la vanidad. Todo esto es la Vanidad.
3 ¿Qué goza para sí el hombre con todo el trabajo que lo humilla bajo el sol?
4 Generaciones van y vienen. Pero la tierra permanece siempre.
5 Y el sol sale y el sol se pone; pero siempre sale por el mismo lugar.
6 Giran los vientos: hacia el norte y hacia el sur. Giran, giran. Giran sobre sí mismos.
7 Todos los ríos van hacia el mar para llenarlo. Pero el mar no se satisface nunca. Del lugar de donde nace el río, de allí volverá siempre a correr.
8 Todo nos colma de fatigas, más de lo que las palabras saben decir. Pero el ojo parece no cansarse de ver, ni el oído de escuchar.
9 Todo esto ha sido: y esto mismo será. Y lo que se hizo se volverá a repetir. Nada hay bajo ese sol que nos sea novedad.
10 ¿Podemos decir: “Mira esto; es nuevo”? ¡Ya existía en los siglos que nos precedieron!.
11 No hay verdadera memoria de lo que sucedió entonces. Ni tampoco la habrá de lo que sucederá con los que vendrán después.
13 Ofrecí mi corazón y con él pregunté para buscar la razón de todo lo que hay debajo del cielo. ¡Vaya pesada carga que ha puesto Dios sobre cada hombre para ocuparlo con ella!
14 Y vi todas las obras que se han hecho debajo del sol. Y vi que todo es vanidad y dolor para el espíritu.
15 No podemos enderezar lo torcido. No podemos tampoco contar aquello que nos falta.
16 Y hablé con mi corazón y le dije: “Bien, aquí resulta que soy ahora más grande y más sabio que todos los que me rodearon. Y mi corazón tiene ahora más conocimiento.”
17 Y con mi corazón busqué también la sabiduría de la locura y los extravíos. Pero supe que esto era también dolor para el espíritu.
18 Porque en toda ciencia hay mucho dolor. Y, quien suma para sí más conocimiento, también se suma más dolor.