El alma nunca expira,
es capaz de habitar cualquier muerte,
de hacer tangible la poesía
y trascender cualquier dolor,
pero nunca muere.
El alma nunca expira,
le nacen alas
para merodear el corazón
que palpita al doble
cuando recuerda su existencia,
y revolotea de alegría
cuando ese corazón le alcanza
en el camino para continuar juntas;
y como un diente de león
levantan el vuelo antes del amanecer.
El alma nunca expira,
transmúta.
Así nacen los angeles,
como era en el principio
ahora y siempre
por los siglos de los siglos,
Amén.