Fotógrafa: María Paola Garrido Barrera
¿Te has enamorado de una sorda con anteojos en un bar de mala muerte?… ¿¡No!? Entonces no sabes cómo es, cómo se siente estar en un mundo que no es el tuyo, estar en una dimensión alterna a la que desearías con todas tus fuerzas pertenecer. Cuando las señas sobrepasan a la oralidad en un bar, el mundo se vuelve una obra de teatro contemporánea que se acompaña con un tritón de cerveza oscura.
¿A quién le interesa saber inglés cuando hay performance? Las señas son el lenguaje corpóreo del alma, las manos… sus manos son el pecado original, ellas sostienen con firmeza una corona fría y mis esperanzas que están al tiempo. ¿Quién quiere besos?, ¿quién quiere labios cuando hay manos?, ¿quién quiere sonidos cuando hay gestos que tocan un 4'33''?
En la efervescencia del alcohol descubrimos quienes somos, en la embriaguez dionisíaca descaramos a nuestros demonios. En mis infiernos descubro que la quiero a ella, entre el deseo y la avidez me descubro a mí mismo a través de su mirada, a través de la vehemencia compulsiva de sus manos, de sus manos que cuentan historias, de sus manos que susurran versos que no se han escrito todavía.