El asesino de la primavera Por Iván Alejandro Díaz Acevedo

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Ella amaba a aquella flor tan hermosa que sostenía en la mano, aquella belleza agonizante que moría entre sus dedos; pétalo por pétalo, hoja por hoja, miembro por miembro que se secaban lentamente al compás de los latidos de su corazón. Ella sabía que la flor moría por su culpa, a causa de sus encantos de fémina, ella sabía que era cómplice de este asesinato cometido por una simple expresión de cortejo.

Ella sabía que después de la flor ella sería la siguiente y es que podía deducir del crimen que el amor mata… Por amor se mata, por amor el mundo se despedaza. El amor es el asesino más buscado, todos quieren poseerlo y hacerlo suyo, pero nadie quiere sufrir la amenaza de una muerte temprana.

“Me quiere, no me quiere” canta como lamento mientras acaba con lo que queda del cuerpo del delito. No hay amante que no mate lo que ama, no hay más. No queda más que un momento egoísta, un instante que, aun siendo egoísta, no deja de ser bello.

Fotógrafa: María Paola Garrido Barrera (paogarriido)

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