En el pequeño municipio de Xichotepac, se festeja lo que se conoce como “El carnaval de los tullidos”. Donde los reyes de la fiesta son los paralíticos, los cojos, los deformes y, hasta incluso, los enanos. Desde distintos puntos del continente, llegan durante el último fin de semana de febrero para un festejo a todo dar.
En sus inicios solo se trataba de una reunión excéntrica. Pero con el paso del tiempo, el festival creció hasta transformarse en un evento de grandes proporciones. Tanto es así, que la Asociación de Tullidos Organizados debe trabajar todo el año con tesón para asegurar el éxito de esta fiesta.
Mientras la celebración se lleva a cabo, los habitantes del pueblo casi no salen de sus casas. Temerosos de cruzarse con las hordas de tullidos que copan los bares y las plazas, las veinticuatro horas del día. Los turistas se quedan atónitos, incapaces de entender lo que sucede, pero con las cámaras preparadas para registrar el fenómeno.
Y es que los tullidos se pasean muy orgullosos por las calles. Tan seguros de sí mismos como nunca antes. La menor mirada desdeñosa los hace estallar en cólera y lanzan insultos como: “Mira qué piernas tan armoniosas ¿no es horrible?” o “Sus hombros son idénticos ¡pobre diablo!” y otros por el estilo. Nadie se atreve a contestarles. Todos bajan la vista con temor, dejando entrever que hay algo de cierto en sus dichos.
Ahora bien, lo extraño del caso es que este cambio radical solo dura lo que dura la fiesta. Y los tullidos, a sabiendas, procuran sacar el máximo provecho posible: se emborrachan y enamoran, danzan y cantan al unísono, copulando en todos los zaguanes, doblándose en cada poste de luz. Pues al lunes siguiente, todo vuelve a la normalidad. Los roles se intercambian y la burla, el desánimo, recae de nuevo sobre aquellos hombros desparejos, sobre aquellas viejas muletas.
Aunque eso es historia conocida y no tiene ningún sentido contarla.
Paulo Neo nació en noviembre de 1980, Santa Cruz, Argentina.
Ha colaborado en diversas revistas y medios de Argentina, Perú, Colombia, España, Venezuela, México, Guatemala, Cuba, España y Estados Unidos.
Es autor de los libros: «Microficciones Ilustradas» (Editorial Libris, 2015) y «Amor sonámbulo y otros breves» (La Pereza Ediciones, 2020).
Escribe quincenalmente para la revista Apócrifa Art Magazine de México.
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