El silencio, es la carencia o ausencia del sonido, el sonido, al ir en aumento y con desorden se vuelve ruido, pero el sonido y el ruido no fueron elementos de la huelga estudiantil, el silencio fue la esencia y el arma más poderosa de los estudiantes, porque por más cánticos y vitoreos que se lanzaran, en los momentos importantes el silencio tuvo un peso importante.
Las autoridades, acostumbradas a los aplausos y adulaciones, en ambas reuniones del 5 y el 7 diciembre el silencio fue absoluto y castigador, al grado que en la primer reunión al oír "Sin los cuatro, no hay trato, muchas gracias" a más de uno se le puso la piel de gallina, posteriormente, cuando el rector salió del Teatro Principal e hizo el recorrido de la vergüenza a través del campamento establecido afuera de edificio central, habrá alguno que diga "El silencio era tal, que podíamos escuchar la respiración del otro" el silencio, se repitió por segunda vez en la marcha silenciosa del viernes 6, que impactó en gran medida por el gran contingente que se reunió y el silencio aplastante que ensordeció la ciudad por un par de horas.
La abeja es la mascota de la universidad, un animal que por si sola, es pequeña y fragil, no se impone de igual manera que las avez, fieras y equinos que tienen otras universidades, pero se demostró que las abejas unidas y organizadas son más fuertes, las abejas le han demostrado al país entero que el cambio real se puede lograr cuando existe la colaboración, organización, solidaridad, empatía, compañerismo y unión, no solo dentro de la comunidad estudiantil, sino también cuando estos valores se comparten con la sociedad en general, con la que compartimos la habitación de ésta ciudad y demostrar que podemos atender a los problemas que le acontecen si todos nos unimos a una misma voz.
El silencio de las abejas se impuso ante el silencio y negligencia de las autoridades, después de lo demostrado ésta semana, que su silencio jamás regrese y que el zumbido de las abejas se haga más fuerte.
Foto: MIEL UG
