No tienen idea a lo que se van a enfrentar.
Esperando el transporte público lo olvidas porque en tu mente ya estas planeado las actividades del resto del día.
Estos son sólo ejemplos de lo rápido que vamos “avanzando”, nada se detiene.
Respirar implica crisis que, aunque parezca repentina, ha sido planeada (no necesariamente por ti) aunque eso nos hacen creer.
¿Alguna vez has dicho que no vas a ser parte del sistema? Debo admitir que era mi chiste favorito.
Parece que elegimos: nuestra profesión, pareja e incluso quienes queremos que los demás vean a través de una pantalla. El black mirror personal.
No se duda, no en este mundo, cualquier paso en falso se vuelve una bola de nieve que va rodando y creciendo sin fin.
Lo que Bauman llama “círculos viciosos” un miedo que se afirma de lo colectivo a lo individual y se es esconde en frases tipo “las cosas pasan por algo”.
Vivimos en una sociedad que carga el miedo al fracaso en sus hombros y así la incertidumbre se apodera de nuestro actuar. De nuestros vínculos: nos quedamos en nuestra pequeña habitación viendo series o caminamos por la calles sin saludar o reconocer a ninguna persona a pesar de transitarla todos los días. Audicionamos para el otro.
para una película, en lugar de conocer a la persona a fondo te dejas llevar y pueden ocurrir dos cosas totalmente opuestas, la primera desechar por completo ya que no tiene lo que buscas y la segunda acostumbrarse a lo que existe, aceptarlo pero llenarse de inseguridades, perderse para encontrarse en la expectativa del otro.
“Se ha dejado en manos de los individuos la búsqueda, la detección y la práctica de soluciones individuales a problemas originados por la sociedad…” Nos dice Bauman, llegamos a un mundo construido por abuso de poder y un instinto que nos obliga a exprimir todo lo que beneficia hasta que lo olvidamos.