En la caída de la noche,
donde los ojos callan
y las musas hablan,
donde los impulsos guardan impacientes
y la venia de la luna es necesaria.
En la caída de la noche,
donde el abismo llama
las palabras prohibidas del mundo,
y el tedio invade,
donde el limbo de los sueños
se revela ante nosotros
y sus monstruos insaciables nos vigilan.
donde la embriaguez del alma
es necesaria para los actos,
y la luna como Caronte nos vela.
En la caída de la noche,
donde los deseos despiertan
y la coherencia duerme