Encuentro por Diana Rivero

Fue algo normal, casual, una nueva solicitud de Facebook, seguida de un inbox, “quiero conocerte” a lo que contesté claro chula, quedamos el día y el lugar, como la mayoría del tiempo dudé de estar lista de volver a salir con alguien, mis últimas dos relaciones no habían terminado bien, de hecho, fueron una pero que la otra, pero mierda, esa chica me gustaba mucho.

Como buena (o mala) lesbiana volví a hablarle a mi ex, así que ya habíamos vuelto a vernos después de más de un año de no saber nada de nosotras, estábamos en un plan muy extraño de coqueteo y chantajes, pero no le tomaba importancia, pero, para mi mala suerte, me la topé camino a mi cita con la chica que me gustaba, caminamos juntas (íbamos para el mismo lugar) y yo me detuve en el punto donde sería mi cita y ella siguió pero, la chica me había visto con ella y me mandó un mensaje diciéndome que si venía acompañada mejor nos viéramos en otra ocasión, yo le contesté que no, que sólo me había topado a una amiga en el camino, y ella salió a mi encuentro, por fin pude verla en persona, era justo como imaginé.

Fuimos a un bar, suelo hablar mucho así que lo hice durante un rato, contándole lo que hacía y quien era masomenos, en ese entonces cursaba el último semestre de mi carrera, ella había egresado de la misma universidad y tenía un negocio en el centro, no tarde mucho en preguntarle su edad, ya que me gustan las chicas más grandes que yo y para mí es un atractivo muy especial (para mi fortuna ella sentía algo parecido, pero con las chicas que eran más pequeñas) unos minutos de transcurrida la plática me dijo: bueno la verdad es que me gustas, a lo que le contesté gracias, que también se me hacía una chica muy atractiva.

En el transcurso de la noche propuso ir a un antro, le dije que me parecía buena idea porque tenía ganas de bailar. En el lugar bebimos un poco, en el calor de nuestros movimientos impulsados por la música comenzamos a acercarnos, yo trataba de que me diera un beso y me acercaba cada vez más pero no funcionaba, me desesperé y le dije: ya no aguanto, te voy a besar, tomé su rostro con mis manos y me abalancé sobre sus labios, la música, mis manos sobre su cuerpo, mi lengua rozando la suya, mis labios sobre los suyos, acariciar su cuerpo, su cabello y mover mi boca cada vez más cerca me tenía en un estado de trance, donde sólo éramos las dos, nuestro beso y la música de fondo, no dejamos de besarnos hasta que el antro cerró, pero queríamos más, habíamos probado nuestros labios y no podíamos dejar de hacerlo, por lo que llegamos a mi casa, donde se arrojó en la cama mientras yo fui a cambiarme en el baño, al salir y ver su cuerpo desnudo sobre la cama no pude contenerme, me abalancé sobre ella, aunque no sabía si deseaba dormir por lo que sólo la acaricié suavemente, ella acercó su rostro al mío y comenzó a besarme, yo comencé a deslizar mi mano por su cintura, avanzaba con mis dedos lentamente por su cuerpo, comencé a bajar por sus nalgas, donde no pude contener apretarlas, puse su pierna sobre mi cintura y continué bajando hasta llegar a su vulva, donde comencé a tocar su clítoris, se encontraba mojada y caliente, deseaba tanto estar dentro de ella, pero quise ir despacio, me fui abriendo camino despacio, sintiendo como mis dedos penetraban su vagina lentamente, comencé a escuchar que gemía lo que me excitó más, ya no podía contenerlo, la penetré con mis dedos fuerte y todo lo que pude, le susurré qué quería que hiciera y ella aún no decía nada, sólo gemía, por lo que seguí, comencé a hacerlo cada vez más rápido mientras abría mis piernas para tener mi vagina contra la suya, entonces escuché que dijera, como un susurro, hazlo despacio, por lo que lo hice, me movía despacio dentro y sobre ella, ella se aferraba a mi espalda con sus manos, con mi otra mano comencé a tocar sus pechos, comencé a estimularlos hasta que sus pezones se endurecieron, amé su forma, y no pude contener abalanzar mi boca sobre ellos, acariciarlos con mi lengua, aprisionarlos con mis manos, los besé muchas veces hasta que volví a pasar a su boca, me volvían loca sus labios, eran tan sexy que no podía dejar de besarlos. Acerqué mi cadera aún más a su cuerpo, estaba tan adentro de ella que estaba muy excitada, ambas lo estábamos, sentía como se mojaba más, como comenzaba a venirse con mis dedos dentro de ella, entonces ambas liberamos un gemido al tiempo que nos veníamos una sobre la otra.

Sudadas y exhaustas me tumbé al lado de ella, me percaté del color marrón casi miel de sus ojos que brillaban con la luz de la noche y sonrió, esa sonrisa, era preciosa, moría porque quisiera volver a verme, la abracé y nos quedamos dormidas.

Al día siguiente parecía un poco apenada, pero le di los buenos días con un beso en los labios y me invitó a desayunar, se comportaba un poco extraño, un poco diferente de ayer, ligeramente más seria, pero notaba que la hacía sonreír mucho, eso me agradó, desayunamos y luego me fui. Para mi fortuna me mandó un mensaje más tarde preguntándome sobre mi día y le dije que me había ido bien, y, espero que la hayas pasado bien ayer, yo me la pasé muy bien, a lo que me respondió que sí.

En ese entonces no sabía que esta chica misteriosa ya me conocía, pero yo no a ella, nunca me habría imaginado los secretos que guardaba y, tampoco me imaginaba que, seis meses después, se convertiría en mi novia.

 

 

_____________________________________________________________________________________________________

Diana Rivero Leon
Lic. en Ciencias Ambientales
Coordinadora de Proyectos
INADI MX
Ingeniería Administrativa Inteligente
 
Co-Fundadora
Movimiento Disidente Ags.
"Acciones por la Diversidad"
Historia Anterior

I. Fist por Luz Atenas Méndez Mendoza

Siguiente Historia

La soledad de un hombre gay por Valentín E. Sánchez S.